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10-09-2008
POR PRIMERA VEZ EL ARZOBISPO
Monseñor Radrizzani celebró misa en Alberti. Fue por el centenario de la llegada de la congregación de la Virgen Niña a la argentina
“Rajen, que esto ya terminó”, con estas palabras Monseñor Agustín Radrizzani concluyó la misa que celebró en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario con motivo de del centenario de la llegada de congregación Virgen Niña a la Argentina. Esto significó la salida en procesión de los chicos, los docentes y los padres rumbo a la ermita donde se colocó la imagen de la María Niña y la posibilidad de dialogar con el arzobispo de la arquidiócesis Mercedes – Lujan.

Radrizzani nació en Avellaneda, estuvo diez años en Neuquén y antes de llegar a la arquidiócesis fue obispo en Lomas de Zamora. “La gente del interior es más bondadosa. En el Gran Buenos Aires hay un trato más distante, si uno no es de la comunidad no recibe ningún saludo”.

¿Qué le significa la llegada a la arquidiócesis?

- Principalmente la cercanía a la Santísima Virgen. Tengo desde el punto de vista humano un contacto con familias que viven muy serenas. Y desde el punto de vista espiritual la existencia del santuario de Luján que tiene una irradiación de nivel nacional, sabiendo que son millones y millones de personas las que pasan por allí es una responsabilidad y alegría brindarles el amor de Dios a todos los peregrinos. Tenemos unas características que son de la vida del interior y otras características de fe por el santuario.

¿En que cree usted que hay que poner el acento en esta zona?

- Desde el punto de vista social deben incrementarse más las fuentes de trabajo. Debería desaparecer de entre nosotros la gente que lucha por un pedazo de pan, tendríamos que tener fuentes de trabajo para que en todas las casas puedan tener una vida digna. Que las familias puedan tener un cobijo donde cada uno encuentre su lugar.

En el conflicto que el campo mantuvo con el gobierno hubo algunos pronunciamientos de sacerdotes ¿Usted comparte que los párrocos tomen posición?

- Nosotros tenemos que hacer todo lo posible por acompañar a nuestro pueblo. De modo que los pronunciamientos que ha habido de algunos párrocos y de la Conferencia Episcopal han sido siempre en función de estar cerca de nuestra gente. Hemos insistido siempre en el diálogo, como medio de superación de las crisis. Tiene condiciones muy importantes que deben ser cumplidas, es escuchar al otro, es saber que no soy depositario de la verdad, es saber que el otro también puede tener parte de verdad, entonces entre todos se pueden compatibilizar las ideas. Se trata de encontrar un punto en común, donde la verdad no es de uno sólo.

¿Cómo ve el rol de la prensa en el caso Grassi?

- Los medios de comunicación no por nada tienen un altísimo nivel de credibilidad. Es importante en los medios que sean siempre defensores de la verdad, que respeten la dignidad del ser humano y busquen siempre el bien común. Sería muy triste que los medios trabajen solamente por aquello que vende, por aquello que les da mas ganancias, más frutos. Los medios de comunicación tienen que saber siempre respetar la finalidad por la cual Dios ha permitido que la inteligencia humana llegara a ellos, que es la formación de las personas, la información y el entretenimiento. Respetando la dignidad humana y el valor de la familia.

Se escucharon algunos términos en el final de la misa que no son muy frecuentes en un arzobispo. ¿Tiene que ver con que se está adecuando el discurso para llegar a los fieles?

- En mi caso no uso una táctica, yo lo que he tratado de vivir como sacerdote lo hago ahora como obispo. Siempre me sentí cerca de la gente. Trato de evitar la ofensa al prójimo, pero si todo aquello que pueda ser sintonía.

La despedida del arzobispo Radrizzani fue con una bendición para la gente de Alberti, para las familias de esta ciudad, los niños y los enfermos.
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