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31-08-2008
EN LA PATAGONIA ARGENTINA
Adriana Caruana reside en El Bolsón junto a su familia. Un lugar natural, agreste, que sufre una invasión en los últimos años.
Adriana Caruana hace quince años que está establecida en El Bolsón. Allí tiene su familia y ejerce su profesión de docente. Desde ese lugar enclavado en la Patagonia Argentina y tan distante de Alberti nos costó detalles del paisaje, las costumbres, la gente y su vida.

¿Cuándo se fue de Alberti?

- Primero me fui a Mercedes a estudiar, después volví un año y veía que había pocas posibilidades de trabajo. Por eso es que estuve cinco años en Buenos Aires trabajando en el Colegio Nacional Nº 8, pero me costaba mucho adaptarme, y a la vez me atraía la montaña. Creía que en el sur todo era mejor. Mientras estuve en Buenos Aires trabajé con un taller de ecología y me atraía El Bolsón. Me interesaba la vida natural, con lugares más limpios y más sanos.

¿La familia la formó en El Bolsón?

- Sí, mi esposo y mis dos hijos. Los chicos nacieron en El Bolsón, tienen ocho y trece años.

¿Cuál fue la primera impresión?

- Un paraíso…La vida es difícil porque los inviernos son larguísimos y llueve mucho. Allá no ves la montaña porque se cubre todo de niebla. Al principio fue muy complicado porque no había gas natural, ahora es más fácil. Es medio bajón pasar el invierno, pero me fui adaptando y la fui llevando. La atracción siempre fue lo natural, lo agreste. Es un lugar muy especial El Bolsón, que tenemos ganas de dejar.

¿Por qué?

- En realidad, el principio El Bolsón representaba el lugar de vida absolutamente ecológica y sana, ahora es un sitio donde llegó muchísima gente con distintos intereses. Antes se cuidaba mucho el entorno y ahora no. Y hay una problemática que se ha instalado en el sur que es la compra de tierras como un gran negocio inmobiliario. Los dueños son argentinos, aunque hay muchos extranjeros. Se están comprando porciones de territorio. De pronto íbamos a lugares que accedíamos fácilmente, hoy están cercados. La vida idílica fue cambiando, ya no es lo mismo. La ruta hizo que fuera mucha gente, después de la crisis del 2001, vino gran cantidad de personas con el ritmo de vida ciudadano. Y eso impactó mucho…

¿El lugareño sintió el impacto?

- Si, porque por un lado hay adelantos que te ofrecen más confort pero por el otro es como una invasión que no sólo responde a la llegada de gente sino que a la adquisición de miles de hectáreas, lagos y arroyos. Eso te impacta, porque te preguntás: ¿hacía dónde vamos? Es una apropiación de territorio. Hay proyectos políticos que no tienen que ver con la gente.

¿Las autoridades responden a esos intereses?

- Se está negociando al más alto nivel. La provincia de Río Negro está vendiendo porciones de territorio. Y esto no llega al pueblo.

¿Es profesora en El Bolsón?

- Soy docente del Centro Educativo del Nivel Medio Nº 30. Es la escuela secundaria de Alberti pero con la diferencia que nosotros nunca entramos en la Ley Federal, entonces es como otro proyecto educativo. Son cinco años de secundario con otros contenidos, tal vez más modernos.

¿Esa invasión se nota en la escuela?

- Sí, hay constante movimiento. No es como en Alberti que se conoce a las familias. El alumnado es totalmente heterogéneo porque van chicos del campo, mapuches, los que vienen de Buenos Aires y los extranjeros.

¿Cómo se desenvuelve la población Mapuche?

- Están peleándola, están ganando territorio. Está fuerte el movimiento Mapuche, están haciendo una lucha de territorio y están ganando.

¿Cómo es la vida social?

- Es un lugar que no tiene organizados clubes. Hay algunos espacios Municipales que se utilizan para que los chicos de las escuelas hagan gimnasia. Las escuelas no tienen patios. Lo que hay son grupos de amigos que se reúnen. Hay boliches y ahora un casino, que tiene que ver con la política del lugar.

¿Cómo es la gente?

- La persona tiene la cabeza muy abierta a muchas cosas. Hay música, coros, buenos pintores. Está todo pero con un pensamiento muy individualista. La gente del lugar no es muy dada, es más bien cerrada. Todos son proyectos individuales.

¿Cómo soportaron lo del volcán chileno?

- Fue difícil, generó mucha irritación en la gente. Las cenizas se nos pegaban, nos raspaban, nos molestaban los ojos. No hubo gran ayuda porque se buscó que no se enteren mucho para que no se aleje el turismo.

¿Cuál sería el destino si se van de El Bolsón?

- Estoy queriendo volver a Alberti. Más que nada por los lazos afectivos. Puede ser también Bariloche.
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