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15-07-2008
LA FIGURA DE UN MODERADOR
El diario decidió analizar los comentarios antes de publicarlos a fin de mejorar la comunicación y erradicar los insultos.
Cuando se lanzó una nueva versión de diario El Salado entendimos que la posibilidad de dejar comentarios podía significar un espacio de participación para los lectores y les permitiría a los protagonistas de la realidad albertina nutrirse de la opinión de la gente. Era una manera de establecer una comunicación entre quienes leen y quienes hacen el diario.

Fue pensado como un canal de comunicación. Así se abrió, para que unos hagan participes a los otros de lo que tienen o conocen. Esa posibilidad fue liberada para que todos participaran pero lamentablemente debemos decir que el objetivo que perseguíamos no se cumplió.

La forma que encontraron algunos de comunicarse no se condice con el perfil que este medio pretende en cuanto al lenguaje empleado y a las expresiones vertidas en función de acusaciones hechas sin el compromiso de publicar el nombre y el apellido. Desde la impunidad de usar un nombre falso o ficticio les resultó muy sencillo lanzar injurias que no se condicen con el estilo de este medio.

La única manera de analizar cómo iba funcionar este canal de opinión era haciendo esta prueba que resultó poco satisfactoria, en consecuencia se optó por recurrir a la figura de un moderador, como tienen la mayoría de las publicaciones digitales para incluir los comentarios. Esto no significa que se va a censurar la opinión de los lectores, por el contrario, lo que se busca es mejorar la calidad de la comunicación y que los lectores se comprometan, agudicen su intelecto y dejen opiniones que se enmarquen dentro de un lenguaje coloquial y no escudados en la impunidad del anonimato.

La figura del moderador es para contener fuera de todo exceso. Entendemos que algunos lectores no van a compartir estas apreciaciones y van a considerar esta decisión como un intento de coartar la libertad de expresión, pero tienen que ser conscientes de los perjuicios que ocasionan aquellos que acusan sin pruebas amparados en el anonimato.

La comunicación la vamos a mantener, los comentarios se van a seguir publicando en la medida que no sean injuriantes, discriminadores o contrarios a las leyes de la República Argentina.

“El lenguaje congrega y comunica, la violencia obtura y destruye. Cuando la violencia se apodera del lenguaje tenemos la repetición compulsiva del insulto”, dice Ivonne Bordelois en el libro La palabra amenazada. Lejos está de nuestra intención transformar un espacio en un ámbito de insultos.

Fuimos los más interesados en generar un espacio de participación, sin restricciones, pero los resultados no fueron los esperados es por eso que aparece la figura del moderador para evitar los excesos y mejorar la comunicación.
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