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27-04-2014
MIRTA DIANO: UNA PROFESORA CON HISTORIA
Varias generaciones de alumnos aprendieron a bailar con ella y por su enseñanza consiguieron colgarse medallas en los Torneos.
Hablar de Mirta Diano en Mechita es mencionar a alguien que tiene una identificación automática con el baile, las comparsas, con muchas manifestaciones artísticas y culturales, cuando se la menciona en Alberti ocurre algo muy parecido. También Mirta Diano tiene una trayectoria relacionada con el arte. “Estoy convencida de que Alberti es mi segundo hogar por la gran cantidad de años que hace que vengo a esta ciudad. Muchas días de la semana suelo estar más en Alberti que en Mechita”, expresó Diano.

Son muchas las generaciones que fueron a aprender danzas…

- Eso es una de las cosas que más me une a Alberti, encuentro mamás que han sido mis alumnas que me ven en la calle y me hacen una gran demostración de afecto. Muchas veces me pasa que recibo tanto cariño, que ni en mi pueblo me lo dan.

En tus clases hay también un mensaje muy especial porque le enseñás a bailar a gente adulto. Lo que implica que no hay edad para disfrutar del arte.

- En realidad yo comencé con chicos, justamente en Alberti. Vine a la casa de la señora Marta Caputo a dar clases de dibujo y de folklore. Visité muchísimos lugares, estuve en la casa de Héctor Mosca, en Juventud Unida, el Teatro Roma. Daba clases en el hall de entrada del cine, cuando llovía entraba agua por todos lados. Después estuve en el Centro Cultural Poeta Barbieri, en el Salón Cultural, donde me tocó vivir una anécdota muy particular. Llegué un día y había cuatro personas en el escenario a las que yo saludé, una de ellas me mira y me dice que para dar clases en ese salón había que hablar con el padre Mario Peralta Ramos. Entonces yo no lo conocía, era él que a su vez insistió en que tenía que pasar por la Parroquia a hablar para dar clases. Me fui llorando del salón, llegué a la casa de Pedro Arruvito que me tranquilizó y me dijo que fuera hablar con él que se iba a solucionar todo. A la clase siguiente hablé con el padre Mario que me recibió de maravillas y me cedió el salón. Tanto andar llegué al Centro de Jubilados, hoy hace 20 años que estoy dando clases ahí. Por un pedido de ellos comencé a trabajar con las personas de la tercera edad, para mi fue muy gratificante.

¿Cómo es trabajar con los adultos?

-Con los chicos uno se deslumbra porque cuanto menos lo esperás te sorprenden en el escenario, en cambio los grandes te protegen, te dan otro tipo de apoyo. A lo mejor trabajás más, porque cuando nos venimos adultos no vamos para adelante sino en retroceso, pero es una experiencia maravillosa. Hemos viajado a los Torneos 17 años con abuelos y juveniles, hemos ido a Cosquín a un evento de Pami. Este año fuimos a Santiago del Estero.

¿Con los menores lograste varias medallas?

-Conseguimos en muchas oportunidades medallas de oro y de plata. Es una linda experiencia, por todos los conocimientos que se van sumando. Yo soy una privilegiada, si volvería a nacer quisiera ser profesora de danzas. Por suerte son muchas alegrías, experiencias buenas, que tapan las que no son tan buenas. Se estrechan relaciones, en cada lugar donde una va deja una semillita.

¿Qué se despertó en vos para empezar a enseñar?

- Desde muy chica empecé a ir a aprender danzas españolas. Se usaba muchísimo ir a piano, dibujo, pintura. Y a mí me gustó siempre, soy profesora de dibujo y pintura, piano. Después seguí en Bragado y me recibí de profesora de danzas españolas. Lo de folklore vino más tarde, fue cuando llegó a Mechita un profesor y armó una peña. Ahí hice el curso de profesora de folklore, que fue en lo que más pude trabajar.

¿Cómo es el perfeccionamiento?

-Permanente, hay que tener un librito para cada jurado. En los Torneos es muy difícil, porque no todos requieren lo mismo. Hice muchos cursos, hay que estar de manera permanente perfeccionándose.

¿Cómo es armar el Pericón Nacional?

-Sale natural, es muy nuestro, pero sólo le gusta al que lo baila. Porque es muy largo. Siempre les digo a los chicos que lo vamos a hacer, pero que no esperen que la gente se entretenga.

¿Siempre bailás?

-Hasta cuando me de el cuerpo, me apasiona bailar.

¿En qué otros lugares diste clases?

-En Plá, fui muchos años. Tengo unas experiencias muy ricas. Es muy amable la gente de Plá. Tuve montones de alumnos, iba a la casa de Silvia Cicoccioppo.

¿No puedo pasar por alto la comparsa?

-Fuimos los pioneros en Mechita, se llamaba Arabá. Comencé con gente que hoy vive en Alberti, con Carlos Terrile. Eramos de avanzada para la época, porque teníamos chicos con vestimentas jugadas, aunque siempre traté de que las más pequeñas no fueran destapadas.

¿Cuántas personas llegaron a bailar?

-Más de 100, con ellos recorrimos toda la zona. Estuvimos en 25 de Mayo, Bragado, Alberti. Después se produjo un impasse con el triste accidente de Mechita. Tras unos años volvimos a hacerla. No se si hoy me animaría a hacer otra comparsa, es mucho trabajo y los chicos se cansan.

¿El corso de Mechita tuvo mucha notoriedad?

-Era muy familiar, había otras comparsas como Bella Flor, y gente con mucho ingenio para hacer propuestas muy atractivas. Lamentablemente se perdió, se dejó de hacer un hecho artístico muy importante.

¿Los que aprenden con vos folklore pueden enseñar?

-Quienes terminan reciben un título habilitante para dar en una academia. No es el IUNA, pero pueden enseñar. Joaquín Martínez que ahora está estudiando en el IUNA
fue alumno mío, un gran bailarín y una gran persona. El con el título que recibió del conservatorio pudo entrar en una compañía, presentó un curriculum en el teatro San Martín y entre todo estaba lo que había estudiado conmigo.

¿Bailan en tu familia?

-Mi hija más chica y mi nieta que tiene 5 años y que se perfila como bailarina.

Tus espectáculos no sólo fueron de folklore…

-Hemos hecho todo tipo de danzas, hacíamos muchos espectáculos en el Teatro Roma donde lo llenábamos.

¿Cuál es el secreto para enseñar?

-Paciencia, paciencia, hay que adaptarse a los tiempos que corren. Yo me reconozco que tengo carácter, que grito un poco, pero también comparto con ellos muchas actividades. Me gusta que la actividad se haga con seriedad, que se respeten los horarios, que no existan diferencias entre ellos.

¿Cuál es la satisfacción de tu trabajo?

-El proceso es hermoso, pero cuando lo ves puesto en escena y sale como vos lo programaste, ahí estoy plenamente feliz.



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