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28-04-2014
LUDOPATIA EN ALZA
Esta patología se considera un trastorno del control de los impulsos.
Los últimos datos brindados por la línea de atención provincial al ludópata indican que han aumentado las consultas. Alrededor de 140 llamadas es el promedio que se reciben al mes, mientras que en la ciudad de La Plata, alrededor de 600 son las personas que se encuentran bajo tratamiento.

El jugador compulsivo vive en un mundo de sueños, creándose imágenes de las grandes y maravillosas cosas que va a hacer cuando tenga una gran ganancia. A menudo, se ven así mismos como personas filantrópicas y simpáticas. Sueñan con regalar coches nuevos, abrigos ropas finas y otros lujos a sus familiares y amigos. Los jugadores compulsivos, se imaginan viviendo una vida cómoda y elegante, que se hará posible gracias a las enormes cantidades de dinero que ganarán con su “sistema” de juego.

Pero nunca parece que una ganancia sea lo suficientemente grande para poder hacer realidad el más pequeño de sus sueños.

Para detectar a un ludópata hay que preguntarse si encaja en éstas características:

-Quien dedica gran parte de su pensamiento al juego, al recuerdo de jugadas pasadas, o al tiempo que le falta para irse a jugar.
-Quien, iniciado el juego, es incapaz de dejarlo aunque acumule pérdidas importantes, hasta que algo ajeno le impide continuar (falta de efectivo, cierre de la sala de juegos, etc)
-Quien juega repetidamente con la fantasía de recuperar el dinero perdido en anteriores partidas.
-Quien miente para ocultar su “enganche” al juego, para justificar su falta de dinero, o para pedir préstamos que le permitan seguir jugando.
-Quien pierde tiempo de dedicación a su familia, sus amistades, sus gustos, o al trabajo, para poder jugar.
-Quien no puede dejar de jugar a pesar de acumular pérdidas económicas a causa del juego
-Quien pide dinero prestado para los gastos corrientes porque se lo ha gastado en el juego.
-Quien vuelve a jugarse, y a perder, cualquier premio obtenido en el juego en lugar de disfrutarlo con otra persona.
-Quien ha puesto en peligro alguna relación importante, algún trabajo, alguna oportunidad académica o profesional a causa del juego.
-Quien ha intentado dejar de jugar por sí solo, se ha puesto nervioso e irritable y no ha sido capaz de conseguirlo, volviendo a jugar.

Lo primero que debe hacer un jugador compulsivo para dejar de jugar es aceptar el hecho que se encuentra en las garras de una enfermedad progresiva y tener el deseo de recuperarse.

Actualmente, lo puede ayudar anotarse en el registro de autoexcluidos implementado por el Instituto de Loterías y Casinos, que le permite a una persona anotarse para que se le prohíba la entrada a las salas de juego por un lapso de dos años, tiempo en el que deberia recibir asistencia psicológica para tratar la ludopatía.
La autoexclusión es un instrumento solicitado de forma libre y voluntaria. Se firma en el Centro de atención más cercano al domicilio, donde se le informará al interesado acerca del tratamiento. Se deben llevar 2 fotos, DNI y un testigo. La misma es irrevocable por un período de 2 años.
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