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06-06-2014
DARÍO TORRES: UN ENTRENADOR QUE LLEGÓ BIEN LEJOS
Sus atletas lograron clasificar a competencias sudamericanas y mundiales. En algún momento tuvieron hegemonía en los podios de los Bonaerenses y los Evita.
El entrenador Darío Torres no tiene ninguna medalla en sus vitrinas, pero cosechó muchas a través de los atletas que entrenó y entrena. Logró que sus pupilos puedan participar de sudamericanos y un mundial, sus lanzadores estuvieron y están en la consideración del atletismo nacional. “Por suerte se fue dando todo rápido, en los primeros años como entrenador de chicos se fueron dando resultados, algunos inesperados, y eso me permitió meterme en un mundo desconocido para mí, llegué a un nivel importante bastante rápido. Cuesta mantenerse, pero me significó mucha experiencia, muchos amigos, mucha gente conocida, mucho aprendizaje, a veces demasiado para el tiempo que tenía para absorberlo. Tuve contacto con gente que estuvo en un juego olímpico, atletas de primer nivel mundial, estar rodeado de esa gente no es fácil de asimilar. Ahora, cuando ya pasó un tiempo, me doy cuenta de algunas cosas que me decían los entrenadores, algunos con 40 años de experiencia. La verdad es que fue muy bueno, muy lindo, lo que me pasó y le pasó a esta ciudad, el hecho de tener atletas de tan buen nivel”,

A partir de la aparición de Mauro Fernández se produjo un posicionamiento del atletismo albertino que marcó un antes y un después. Más allá de que a Mauro lo antecedieron Sebastián Sabelli, Rodrigo Sosa y Yanina Bellusci.

-En la época anterior, de Sabelli, ellos tuvieron la suerte de que si ganaban los Torneos Bonaerenses viajaban. Nosotros no tuvimos esa suerte. Pero ellos no tuvieron la posibilidad de ganar los Torneos y pasar a los Evita. Ellos competían en la provincia y terminaban ahí. Hubiese sido distinta la situación para ellos. Nosotros comenzamos con los Evita en 2007. Hoy cambió el tema de los Juegos Bonaerenses, para quienes están entrenando en serio es un tema secundario, para aquellos que no lo hacen de esa forma es una buena manera de plantearse un objetivo. Si bien no descartamos los Juegos, hay otros torneos que nos abren otras puertas. Del provincial, pasas al nacional, puede derivar en el sudamericano y hasta llegar a un mundial, si hay condiciones. Pero para llegar a un gran nivel hay que reunir una serie de requisitos.

¿Cuáles son?

- En una jornada que tuvimos de capacitación con los entrenadores estuvimos discutiendo por varias horas cómo tenían que ser los chicos para competir en el alto rendimiento cuando lleguen a adultos. Y no nos pudimos poner de acuerdo, cada cual tenía una apreciación distinta de acuerdo al lugar donde vive. A título personal puedo decir que no estoy tan de acuerdo con otros entrenadores que sostienen que tiene que ser morfológicamente el atleta ideal, por ejemplo un lanzador de disco de 1,90 metros. Cuando nos llega un chico no lo vamos a dejar de entrenar porque tiene 13 años y no mide 1,80 metros, porque de esa manera no entrenaríamos a nadie. Tenemos que trabajar con lo que hay, porque tampoco los chicos tienen la posibilidad de elegir entrenador. Sí creo que el chico que hace atletismo tiene una personalidad especial, no le pesa ser sacrificado, entrena muchas horas, es solitario, si gana lo hace él y si pierde también, no se puede escudar en el grupo. En un deporte de conjunto se pueden apoyar entre todos, el mérito o la derrota es de todos, en el atletismo es de uno. El atleta de buen nivel tiene que tener sacrificio, sí condiciones físicas pero no es algo excluyente. Porque el año pasado el chico que hizo récord del mundo en lanzamiento de martillo, que es Joaquín Gómez, mide 1,70 metros, cuando los mejores miden 2 metros. Sin embargo desarrolló una técnica y una velocidad que no la tiene nadie, por eso no hay que descartar a nadie. .

¿Mauro Fernández cuando empezó no tenía una gran contextura respecto de Brian Toledo?

-Era abismal la diferencia. Y hay que tener en cuenta que Mauro logró una marca para el mundial y si no hubiese tenido un mal día, hubiese quedado entre los mejores 12 lanzadores de jabalina del mundo. En ese caso queda demostrado que el biotipo del atleta es imprescindible hasta cierto punto, porque Mauro tenía una velocidad de brazos que no la lograba un atleta de 2 metros. Esas eran las condiciones de él, no tenía una gran palanca pero sí tenía velocidad. El lo compensada muy bien.

¿Quién lo descubrió a Mauro?

-El que me dijo fue Claudio Pulero, Mauro era alumno de él en la escuela y se destacaba por lanzar la pelotita de softbol. Pulero me pidió que lo entrenara. Empezó en el atletismo a los 13 años y tenía condiciones.

¿Cuándo te diste cuenta que podía llegar bien lejos?

-Lo veía lanzar la pelotita de softbol y notaba que la lo hacía muy fuerte y le daba buen ángulo. Sin indicaciones. Y eso lo transferimos a la jabalina. Si un chico lanza bien la pelotita puede lanzar la jabalina de manera natural. Cuando vi que las primeras marcas se arrimaban a las que habían tenido los rivales de Rodrigo Sosa, ganador de la medalla en los Juegos, no tuve dudas porque encima tenían 2 años más de edad.

¿Rodrigo Sosa fue al primero que entrenaste?

-Rodrigo fue el primero que tuvo éxito, pero no fue el primer atleta. Las dos primeras personas que empecé a entrenar para competir fueron Federico Elías y Dolores Barrere. Los hacía ir minutos antes de mis horas del CEF. Los dos llegaron a Mar del Plata, tenían muchas condiciones. Empecé con ellos dos, después vi a Rodrigo Sosa y a Daniel Corona en el Polideportivo y los puse a entrenar. Arrancamos con ese grupo, de a poco fuimos consiguiendo resultados. Rodrigo ganó los Torneos y fue segundo en los Evita, Daniel Corona perdió la final con Toledo por 3 centímetros, el mismo entrenador de Toledo lo dice en las conferencias que ese torneo no sabe si lo ganó o perdió Brian con el chico de Alberti. Esa vez por desconocimiento perdimos, porque anunciaron por el parlante que había ganado Daniel y después dieron el resultado con el triunfo de Toledo. También entrené a los chicos de Apad, fueron los que ganaron medallas y llegaron a Mar del Plata.

¿Iara llegó al sudamericano?

- Trabajamos mucho para que ella llegue a un sudamericano, siendo que en la categoría de ella hay 2 o 3 chicas que tienen un nivel impresionante, una a nivel mundial. Con Mauro pasó lo mismo, durante 15 años no hubo un buen lanzador de jabalina y apareció Toledo un año antes. Fue duro, pero logramos que Iara clasifique al sudamericano que se disputó en Mendoza.

¿También Franco Bozo tuvo buenos resultados?

- Los dos no se bajaron del podio en 2012 y 2013, mucho trabajo hace que se mantengan ahí arriba. Cuando más grandes son los chicos los entrenamientos son más exigentes, no hay tantos atletas pero crece el nivel. Franco en 2012 quedó tercero a nivel nacional e Iara segunda.

¿Y ahora apareció Alexis Fernández con una marca a nivel sudamericano?

- Si bien el año pasado no tuvo una buena temporada, sintió la presión en el Torneo Evita. Esperábamos cualquier resultado, le podía ir bien o mal, porque la presión en un chico de 14 años influye. Llegó con la mejor marca, todos lo miraban, y encima con el peso de ser el hermano de Mauro. Pero en un torneo que fuimos al Cenard, que fue posterior a los Evita, estaba suelto y no tenía presión, metió la segunda mejor marca sudamericana. El chico que ganó el sudamericano hizo un lanzamiento superior a 54 metros, pero los anteriores que tenía eran de 51, cuando Alexis había logrado 54 pero andaba en 52 o 53.

¿Tuviste que empezar a formarte mientras los entrenabas porque empezaste a codearte con la elite?

-Me pasó en algún momento y lo reconozco, que yo tenía cierto nivel como entrenador y ellos estaban por encima. Estaba siempre atrás de ellos, empecé a hacer cursos, me capacité e me recibí de entrenador nacional. Hice contactos que me ayudaron y me equiparé.

¿Qué vínculos tenés con tus pares?

-Tengo trato con todos los entrenadores del país, nos juntamos 2 o 3 veces por año. Trabajamos de manera diferente que en otros deportes como el fútbol, los atletas cuando compiten se ayudan mucho, cuando superan su marca se sienten contentos. Hay algunos que tiran 60 y otros 20, el de 20 sabe que en condiciones normales no le va a ganar al de 60, pero una manera de superarse es lanzando más. Se va contento porque mejoró. Con los entrenadores sucede lo mismo, intercambiamos experiencias y nos nutrimos de los que viajan al exterior, que no son muchos. Nos cuentan lo nuevo, lo que viene. Eso te mantiene actualizado. La otra suerte que tenemos es que al contar con chicos que están entre los 4 primeros del país, siempre que hay campamentos nos invitan para hacer capacitaciones y de paso los atletas entrenan.

¿En algún momento pensaste que iba a suceder eso?

-Cuando fui al primer campamento pensé que le iba a alcanzar las cosas a los demás, que iba a filmar y a cebar mate. Y fueron pasando los tiempos y me empezaron a dar responsabilidades, me tocó entrenar mientras los demás escuchaban. Me tocó conducir los entrenamientos con todos escuchando. Pensándolo en frío me resulta impensado haber llegado ahí.

¿Y ahora cómo se hace para mantenerse?

-Es lo más difícil, porque los resultados llegaron de golpe y casi sin querer. Hay muchos factores que influyen para mantener un nivel. Todo lo que digamos pueden ser excusas, pero la realidad es que los chicos practican menos deporte. Cuesta atraerlos al deporte.

Convengamos que en Alberti no hay una escuela de atletismo con 100 chicos…

-Acá y en la mayoría de los lugares del país. Salvo en los lugares donde hay una pista de atletismo. Y esas estructuras son las que les llevan los chicos a los pueblos.

¿Hay otras disciplinas más allá de la jabalina y la bala?

-Sumamos disco, además de la jabalina y la bala. No tenemos una infraestructura acorde para hacer otras pruebas. También cuando yo empecé a trabajar en atletismo tenía pocas horas en las escuelas, pero ahora que tengo bastantes se me complica con el tema del tiempo. Y no hay otra persona que trabaje en atletismo, la idea es armar un equipo de trabajo para abarcar un poco más. La idea es que se sume alguien.

¿Qué puede pasar en el futuro con Iara?

-La esperanza del atletismo es que aquellos que tengan marcas en menores lleguen a adultos con la posibilidad de explotar, por eso hay que trabajar y que tengan una buena base. Dicen que el entrenador es como un escultor que talla la madera hasta que llega al final, aunque nunca llega.

¿Cómo le hacés entender a un atleta que la superación tiene que ver con su marca siendo que hay competidores que son mejores?

-Uno se da cuenta cuando entrena un chico si tiene pasta o no. En el caso de Iara, ella entrena mucho, a veces gana y otras pierde, pero está siempre dispuesta a competir. Nosotros y ella sabemos las condiciones que tiene, hay que esperar porque en algún momento se va a dar. El problema es cuando los chicos no entienden eso y quieren ganar siempre.

¿Los ojos del atletismo se posan en Alberti?

- No muy seguido como en los últimos dos años, antes lo hacían más seguido. Ahora cada 3 meses me preguntan o en los torneos, por ahí no vamos a algunos y nos llaman para saber si estamos entrenando, si no hubo ningún problema. Nos invitan a los campamentos, es como que hay un control.

Un atleta se lleva medallas, diplomas, reconocimiento. ¿Qué se lleva el entrenador?

- Uno tiene otras compensaciones, otros premios, que son tan importantes como una medalla o más. Como llegar a una pista y que te identifiquen, te saluden, te pregunten cosas, me dejen participar. Ese reconocimiento es muy valioso. A mí me grafica mucho eso.
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