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16-03-2015
MARIO CARDANO: “Nací bombero y seré bombero por el resto de mis días”
Fue bombero, jefe del cuartel y lleva cincuenta y seis años en la institución. Ahora forma la reserva. Aún hoy cuando sucede algún hecho al que deben asistir los bomberos él también está presente. La historia del cuartel tiene que v
“Soy el único que está vivo de los cuatro bomberos fundadores. Los que empezamos con todo fuimos José Mestrol, José Mazzotta, Oraldo Médice y yo”, así con esa frase Mario Cardano deja en claro que fue clave en el inicio de los Bomberos Voluntarios de Alberti.

¿Cómo comenzó todo?

- Teníamos una barra de amigos que estábamos siempre juntos, entre los cuatro intercambiamos opiniones. Estaba la intención de hacer algo para empezar a echar un poco de agua, ya que en mi oficio trabajaba con agua. Cuando se produjo el incendio de la agencia Ford, también el de Casa Menica, el de la Tapicería de Monsegur, siempre me anduvo dando vueltas en la cabeza la idea de crear Bomberos. Después juntamos a gente que no pertenecía a ese grupo y armamos la primera comisión.

¿Al principio tenían algún conocimiento para controlar el fuego?

- Lo que sabía era por mi trabajo particular, yo siempre anduve con el agua. Cuando comenzamos al lado de la Municipalidad teníamos sólo baldes para echar agua y mucha buena voluntad. Lo único que sabíamos era que el fuego se apagaba con agua. El intendente Raúl Vaccarezza nos dio el local para que hiciéramos el cuartel, nosotros levantamos una pieza y ahí funcionó. El primer vehículo que tuvimos fue un camión regador, un Ford 31, al que Oraldo Médici le había hecho una conexión para una manguera.

¿Cuándo se sumaron más bomberos?

- Cuando vino Obdulio Cardoso de Chivilcoy a dar instrucción. El, todos los sábados, llegaba en su motito para capacitar, eso era una demostración de amor a Bomberos. Con Cardozo se empezaron a otorgar los grados y decidieron que Santiago Ottonello fuese el jefe y yo quedé como segundo. Ottonello era marinero y se retiró a los seis meses, y ahí asumí como jefe del cuerpo activo.

Al margen de la actividad bomberil tenían que movilizarse para recaudar dinero…

- Todos los fines de semana. Andábamos por los barrios recolectando cosas y donaciones. Me acuerdo que yo salía en una Ford 40, un día habíamos recaudado 20 pesos, se rompió el vehículo y me salió más caro arreglarlo. Había un entusiasmo bárbaro en la gente.

¿Cuándo se compró la segunda unidad?

- En 1963, la fuimos a buscar a General Sarmiento. Se compró con un crédito del banco cuyos avales los pusieron Aldo Caviglia, Juan Carlos Lizarralde y Mario Cardano. Esa autobomba había trabajado en el incendio de la fábrica de Alpargatas que duró tres días. La unidad estuvo funcionando todo el tiempo que duró el incendio, de ahí que me gusta más el sistema que tenía esa autobomba, con dos motores, que no el que tienen las nuevas. La vieja autobomba tenía un motor para impulsarse y otro para tirar la bomba.

¿Después, al poco tiempo, llegó otra autobomba?

- Pasaron cinco años. Un día estábamos en mi casa con el doctor Guillermo Villa, del cual yo era amigo antes de la política, y le dije: ¿no habrá alguna partida en la Municipalidad que pueda destinar a la compra de otra autobomba? Porque Alberti estaba creciendo y era necesaria. Se consiguió una partida de $ 1.911.000 con la que compramos el chasis número Nº 2. En aquel momento el presidente era Abel Médici, quien trabajó y le dedicó mucho tiempo a la institución dejando relegadas muchas veces sus actividades comerciales. En el año 1970 se inauguró la autobomba, me acuerdo que el cuerpo activo lució la ropa de gala.

En estos cincuenta años de historia ¿Qué fue lo más significativo?

- Para mí lo más importante fue cuando el doctor Villa me consiguió este lote de terrenos donde está ahora el cuartel. Una vez que teníamos el lugar había que hacer el tinglado. Me acuerdo que viajé con Villa a una fábrica en Brandsen y conseguimos un presupuesto por 400.000 pesos, después se vino el Rodrigazo y creíamos que no lo íbamos a poder hacer. Pero a pesar de que se vino un aumento del 300 por ciento, en la fábrica nos respetaron el presupuesto. Después del tinglado, necesitábamos las paredes y también las hicimos con la colaboración de la Municipalidad.

¿De quién tiene los mejores recuerdos de los años en la institución?

- Del doctor Guillermo Villa, él intervino prácticamente en la mayor parte de lo que está en el cuartel, tinglado, paredes, el chasis del segundo vehículo, Bomberos se lo debe a él.

¿Cuándo se retiró?

- Nunca, hasta el día de hoy sigo yendo a los incendios. Si me necesitan puedo aportar mis conocimientos. Si alguna cosa veo que no se está haciendo bien, algún pequeño detalle, me acerco a la persona y se lo digo con respeto. Me parece que algo hemos aprendido a los largo de todos estos años. Hay que decir que los Bomberos de Alberti están a la par de cualquier otra institución de esta índole, con mucha capacitación y con elementos modernos.

¿Qué satisfacción personal tuvo?

- Del deber cumplido. Llego al cuartel, veo todo esto y digo: esta obra la dejé para Alberti. Lógicamente con toda la gente que participó de lo que hicimos. Esa es una satisfacción.

¿Fue gratificante para usted que le entregaran la estrella por los cincuenta años de servicio?

- Sí, bueno, sí. Pero yo nunca tuve aspiraciones de hacerme conocer. Esto es algo que lo siento, nací bombero y seré bombero por el resto de mis días. El bombero que tiene vocación de servicio no le importa la jubilación, el seguro, la obra social. Sólo trabaja por la comunidad.

¿Cómo reaccionaban en su casa cuando sonaba la sirena?

- La familia se acostumbra. Lo toma como algo normal e inclusive se ocupa de avisar cuando suena la sirena.

¿Hay algún joven que se le acerca para pedirle consejos o para hacerle una consulta?

- Son muy pocos, porque son distintas épocas. En los comienzos había más respeto, más disciplina, menos conocimientos. Ahora hay mucho conocimiento y las cosas van cambiando.

¿Cosechó amigos en la institución?

- Muchos, soy amigo de todos. No sé si lo serán míos. Tenía una muy buen relación con los cuarteles de la zona norte de Buenos Aires.

¿Qué significa llegar a los cincuenta y seis años dentro de una institución que tiene el mismo tiempo de vida?

- Un honor, una satisfacción haber empezado con nada y ver el cuartel ahora. Ya hablando me emociono (hay lágrimas en sus ojos). En este lugar tuve muchas alegrías, si bien hubo algunas diferencias, fueron menores.

Si tuviera que decirle a alguien qué tiene que tener para ser bombero. ¿A qué apuntaría?

.- Si tiene intenciones de sacrificarse sin recibir nada a cambio, que lo haga. Hay que tener el ánimo y en el interior tiene que haber un Bombero Voluntario. Se hace por amor al prójimo, sin ninguna intención ni interés.

Cuando llegue el 28 de septiembre ¿de quién se va a acordar?

- Dentro de las filas de Bomberos, de Abel Médici, de Oraldo Médice y del doctor Guillermo Villa. En general de todo el personal, pero en particular de todos los que han contribuido al crecimiento de la institución. Quiero también agradecer a toda la gente que colaboró y lo hace con los bomberos. La obra está hecha.
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