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30-04-2015
ROBERTO Y FEDERICO: VOCACION DE SERVICIO DE DOS GENERACIONES
Los Boco comparten sus vidas en el cuartel. Roberto con pocos años de servicio por delante y Federico en el comienzo de una carrera para la que se preparó desde que era apenas un niño.

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Roberto Boco y su hijo Federico coinciden en ubicarse en el camión que es la unidad Nº 16 para sacarse las fotos que ilustran la nota. Lo hacen acompañados de Agustín Maidana, nieto y sobreno. En ese momento el padre trae a colación uno de los primeros recuerdos que tienen en el cuartel: “Federico tenía tantas ganas de ponerse el casco que siempre le insistía a Braile para que le diera uno. El jefe le dijo que se lo iba a dar cuando dejara el chupete y así fue, se puso el casco y dejó el chupete”.

Esa historia resulta tan lejana porque hoy Roberto está a un paso de cumplir los 25 años de servicio y Federico se transformó suboficial ayudante de Bomberos Voluntararios. “Quisiera que falten muchos años más, pero lamentablemente me voy acercando al final de mi carrera como Bombero”, dice Roberto. Federico, todo lo contrario, él está dando sus primeros pasos en el camino. “Yo inicié con la Escuela de Cadetes, estuve 6 años y ahora hace 4 que estoy como Bombero”.

El comienzo de la historia de Roberto con la actividad bomberil transcurre en la ciudad de Balcarse, allí unos amigos que estaban en el cuerpo activo lo invitaron a una carrera como colaborador. “Me pegó tanto la camaradería que había que cuando vine a Alberti me contacté con Carlos Fiscela y Abel Ledo, a través de ellos entré al cuerpo activo”.

En el caso de Federico su presencia en el cuerpo activo esta asociada a la carrera de Roberto. “Desde muy chico vine al cuartel, se me pegó”, dice el hijo. Roberto interrumpe: “Las veces que lo dejé en un negocio porque sonaba la sirena y como no había cuartelero, se quedaba en algún lugar donde sabía que después iba a pasar la madre y lo iba a levantar”.

Roberto cuenta que desde muy chico, cuando estaba en la escuela, Federico quería ser Bombero. Inclusive fue a la escuela de Policía para enrolarse en los Bomberos de la Policía de la provincia de Buenos Aires. “Es más fuerte que él, jamás se le hubiera cruzado ingresar a la escuela de Policía”.

Federico cuenta con entusiasmo que “cuando se abrió la inscripción para la Escuela de Cadetes hacía tres horas que estaba esperando para anotarme. Fui el primero. Pasamos 6 años inolvidables en la Escuela y ahora me toca ser Bombero y no lo puedo creer”.

El bautismo de Roberto fue en un incendio forestal en un campo de la ruta 5, el de Federico también fue un servicio de esas características. Cuando el resto de los bomberos “bautizaron” a Federico le mojaron todo el traje, hecho este que desencadenó una curiosidad que nunca van a olvidar. “Después de ese incendio sonó otra vez la sirena y como la ropa mía se estaba secando, entré al vestidor y lo primero que agarré fue la ropa de papi. Cuando él llegó se encontró que no tenía su equipo”.

Para el padre, Bomberos “te da la gran satisfacción de pertenecer a una familia, es una segunda casa. Y fuera del cuartel nada se compara con la gratitud de la gente y el cariño que te brindan los chicos cuando te ven con la ropa. Para mi también hay un plus que me dio la vida de poder compartir las salidas con mi hijo”. El hijo coincide en que “es la segunda casa”. La que comparten Roberto y Federico siendo Bomberos Voluntarios.
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