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11-05-2015
CECILIA MEDRANO: UNA HISTORIA DE VIDA DE 102 AÑOS
Con plena lucidez y a pocos días de haber cumplido años, nos contó cómo vivió y cómo lo hace hoy.

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En su casa de la calle Chacabuco nos recibe Cecilia Medrano de Beorlegui. Hace muy pocos días cumplió 102 años. Está acompañada de sus dos hijos, Rubén y Stella, de su nuera Elsa y de una de las chicas que la asiste, son dos que al decir de ella no le dejan hacer nada. Ella luce impecable para la entrevista, a pesar de que algunos interrogantes la embargan, ella está muy segura de si misma, sabe que su memoria está intacta y que no la va a abandonar en la extensa charla en la que habló de su infancia, de su juventud, del lugar donde vivía, de una historia de vida de 102 años.

“Nací el 5 de Mayo de 1913, la llevo bastante bien, tengo unos hijos que me cuidan mucho”, son las primeras palabras de Cecilia. Cuando nosotros le señalamos que le ha tocado vivir todo, ella coincide y de inmediato refleja: “Trabajé gran parte de mi vida”.

¿Dónde nació?

-En Chivilcoy, pero me crié en Plá. Éramos 7 hermanos, yo la mayor. Hice la escuela primaria que nos quedaba a 12 cuadras. Fui hasta quinto grado, trabajé a la par de los hombres ayudando a mis padres. Hacíamos trabajos en el campo. Criábamos animales.

¿Hasta cuando vivió en Plá?

-Me casé en Plá, tuve mis hijos ahí, viví en el campo y hace unos 45 años que me vine a Alberti. Cuando mi hijo comenzó la escuela secundaria.

¿Cómo se vivía en aquel entonces?

-No había nada, ni heladera, ni auto para venir a Alberti. Veníamos en una jardinera grande. Sólo un almacén de ramos generales de Bassi había en Plá. Las casas eran de barro, porque no había ladrillos.

¿Fueron tiempos difíciles?

-No eran muy difíciles, mis padres eran muy trabajadores. Era una vida de campo, sin comodidades porque no las había. Una vez por semana pasaba un chacarero por las chacras para levantar el pedido que venía a comprar al pueblo.

¿Cómo iban al pueblo?

-En jardinera, una vez que teníamos que llegar a la iglesia porque nos iba a confirmar el obispo que venía cada 7 años, nos asustamos mucho. Fuimos a cruzar el Río Salado en la jardinera porque no había puente, era tanta el agua que nos dio terror. Ahí íbamos sentados todos. Me acuerdo que mi papá nos decía que no nos asustáramos, que no nos iba a pasar nada. Después hicieron el puente y ya veníamos más seguido a Alberti.

¿Hoy la vida es muy distinta?

-Antes hacíamos todo, hoy en cambio se compra. Cocinábamos, hacíamos quinta, los vestidos, todas hacíamos algo en casa. Aprendimos con mis hermanas a coser con una profesora. Después cuando nos casamos cambió mucho, mi papá fue uno de los primeros en tener auto. Me acuerdo que hasta los 15 años no íbamos a los bailes, los domingos se hacía matinée y nos divertíamos mucho.

¿De qué disfruta en este tiempo?

-De estar con mis hijos, de charlar con mis vecinas. Les cuento a ellas de cómo vivíamos en aquel tiempo porque ellas no saben.

¿Cómo es un día de su vida?

-Hoy no hago nada, disfruto del descanso. Estoy contentísima. Me enojo con mis hijos cuando los veo a la mañana y no a la tarde. Agradezco a Dios por mi vida, a veces me cuesta levantarme pero debo entender que son algunos años los que tengo.
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