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27-05-2015
LILIANA LOCATELLI: ESPOSA Y MADRE DE BOMBEROS
Esta entrevista se publicó cuando el cuartel cumplió 50 años y José Gandini era el jefe del Cuerpo Activo.
Nadie mejor para contar sobre la vida de un bombero que alguien que lleva varios años junto al jefe del cuartel y que a su vez es madre de un sub-oficial. Liliana Locatelli es la esposa de José Gandini y la madre de Leonardo. Si bien nunca usó uniforme y contadas veces fue a un siniestro, su condición hace que vea la actividad desde un lugar muy particular. Bomberos Voluntarios es parte de su vida y muestra una inmensa satisfacción por tener en su casa a dos hombres de servicio.

¿Había algún antecedente familiar suyo o comenzó a saber de bomberos con su esposo?

- Cuando lo conocí a José, en la adolescencia, él ya era bombero. El venía con el bombero incorporado. El tiene una historia desde muy chico siendo bombero. Cuando hizo el servicio militar no se dedicó mucho, pero siempre estuvo en bomberos.

¿Cómo era estar de novio con un bombero?

- Me ha pasado de estar en el auto, no poder bajar y llegar con él hasta el cuartel. Me quedé un montón de veces sentada en el auto.

¿En la vida de casada comenzó a quedar la cama vacía?

- Fueron muchas noches de la cama vacía. Cuando salen a la madrugada. Pero también muchas noches de no terminar a lo mejor una fiesta, un aniversario, un cumpleaños, porque él tiene que irse y tal vez cuando regresa ya estamos terminando. Pero bueno, él lo hace porque lo siente. Pienso que para ser bombero hay que poner mucho amor, y es tanto el amor y la pasión que José le pone… Como él siempre dice: a Bomberos lo lleva bajo la piel. Yo me acostumbré a estas situaciones.

¿Cómo eran los primeros tiempos?

- Al principio estaba un poco intranquila, es que la sirena te alarma, te inquieta, te genera cierta excitación, te moviliza. Pero el temor más grande que tengo es hasta que llegan al cuartel, porque a veces no van a una velocidad adecuada, no miden mucho… Tienen una necesidad de llegar lo antes posible. Una vez que escucho que la autobomba sale, no te digo que me tranquiliza, pero por lo menos sé que ya está encaminado, que va. Y sí… no se puede seguir durmiendo si es durante la noche. No sé si es miedo, pero hay una intranquilidad que es lógica.

¿No lo llama por teléfono?

- Jamás, ni lo llamo a él ni al cuartel. Porque es su trabajo, no considero necesario llamar. No me parece lógico.

¿Cómo se afrontan las horas posteriores cuando el bombero trabajó en un siniestro?

- Después que se trabaja llega el bajón, uno se da cuenta que necesitan contención. Ellos (por su esposo y su hijo) no te traen lo que les sucedió a la mesa familiar pero de alguna manera intento ayudarlos, pero nunca removiendo lo que pasó. Creo que para eso ya tienen charlas entre ellos, para superar las situaciones.

Cuando le preguntan por la actividad de su esposo ¿Qué responde?

- Respondo donde trabaja, pero lo primero que se me cruza por la mente: es bombero (risas). Es como la prioridad en la vida de él.

Y cuando llegó Leonardo y dijo: yo también…

- Ya veía que el padre lo estaba encaminando y que él seguía sus pasos. Con un hijo una tiene un poquito más de temor, pero estoy tan acostumbrada, que es natural en mí vivir con dos bomberos.

¿La casa es muy difícil de organizar?

- Eso es cierto, no, noooo (risas). Yo organizo mi casa de manera normal, lo que no significa que muchas veces quede un asado en la parrilla sin terminar.

¿Siente satisfacción compartiendo la vida con un esposo y un hijo bomberos?

- Mucha, y un enorme orgullo. Es una tarea muy noble la que están haciendo ellos. Los familiares sienten orgullo también. Los amigos también. Hay veces que me preguntan: ¿Es bravo? Cuando suena la sirena y salen, todos piensan en qué pasó pero creo que nadie se plantea qué quedó en la casa, qué estaban haciendo, qué pasó con la familia en ese momento. Más cuando es una fecha especial, nos ha pasado de estar festejando el cumpleaños de José y de Bejamín (nieto) y se tuvo que ir porque sonó la sirena. Y bueno…hay que seguir.

¿Los nietos del jefe qué dicen?

- Ellos se enloquecen. Suena la sirena y vienen ellos corriendo a avisar que está sonando. Y corren a la esquina a ver pasar el camión y tienen pasión por ir al cuartel.

Son futuros bomberos…

- Yo creo que sí… Son futuros bomberos, Leonardo los lleva mucho al cuartel.

¿Se habla de bomberos en el ámbito familiar?

- No es una conversación muy frecuente, pero siempre entre José y Leonardo intercambian opiniones. Más entre ellos…

Encima Leonardo abrazó no sólo la vocación sino la profesión porque es bombero de policía…

Sí, es su trabajo también. Pero el corazón lo tiene acá. Me parece a mí que él vive distinto el ser bombero voluntario. Acá es como una gran familia.

Nos contaba el jefe que ahora él ya está más lento y no siempre llegan junto con Leonardo al cuartel…

- Ya no lo espera, Leonardo se va antes. José va después. Pero es muy raro que José no se llegue hasta el cuartel. Y si no está continuamente pendiente. Y si ve que llega a hacer falta se va en el auto particular.

El cuartel cumple cincuenta años, parte de ese tiempo tiene que ver con su familia. ¿Cuáles son las sensaciones?

- Es el día del cumpleaños de José, es el día de él. Son muchas las sensaciones que tengo. Por un lado me parece raro que tenga que dejar lo que está haciendo aunque sé que va a seguir en el cuartel. He vivido tantas cosas, pero me da mucha satisfacción el aniversario y ver como han crecido. Creo que José lo vivió bien, dedicó su vida a lo que realmente quería y por lo que el sentía amor y pasión.

Esposa y madre de bomberos. Liliana Locatelli seguirá dejando cosas sin terminar cuando suene la sirena. Ella lo vive de una forma muy natural, entiende que hay otros que necesitan más de la presencia de sus dos bomberos.
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