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31-07-2015
MURIÓ UN EX PRESIDENTE DE BOMBEROS VOLUNTARIOS
Fue uno de los fundadores de la institución. Integró la primera comisión directiva y a su vez fue Bombero.

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En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires murió ayer a los 93 años Eduardo Zanlungo. Sus restos fueron velados en una casa de la ciudad de Chivilcloy y hoy serán inhumados en el cementerio de Alberti previo paso por la parroquia Nuestra Señora del Rosario.

Zanlungo fue uno de los iniciadores del cuartel de Bomberos Voluntarios de Alberti. Fue Bombero y el tercer presidente de la institución. Cuando el cuartel celebró los 50 años, el 28 de septiembre de 2008, se publicó una revista con una entrevista a Zanlungo que a continuación reproducimos:

“Yo soy viejo y sigo siendo bombero”, dice Eduardo Zanlungo, uno de ex los presidentes de Bomberos Voluntarios. A pesar de haberse alejado de esta ciudad se siente un bombero. Con sus ochenta y seis años está dispuesto a prestar servicio y a serle útil a la comunidad. El siente que nunca se alejó de Bomberos.

¿Por qué Bomberos Voluntarios?

- Soy uno de los socios fundadores. Soy de los pocos que quedamos. Integré el grupo que fue a buscar la primera autobomba. Con los fundadores recolectábamos botellas y revistas los fines de semana. Salíamos a recorrer el pueblo para poder comprar el primer vehículo.

¿Cuándo le tocó asumir como presidente de la institución?

- Se dio en una circunstancia lamentable, fue cuando falleció Abel Médici. En aquel momento yo ocupaba la vicepresidencia y seguí al frente de la institución.

¿Qué recuerda de las primeras épocas?

- Cada vez que me acuerdo de lo que hacíamos me produce un profundo orgullo. Cuando empezamos no teníamos cuartel, estábamos al lado de la Municipalidad en un salón que nos había cedido el intendente Raúl David Vaccarezza. En ese lugar formamos el primer cuerpo activo de Bomberos Voluntarios.

¿Integraba el cuerpo activo?

- Absolutamente, me acuerdo que cuando explotaba la bomba, a la hora que fuese, me levantaba y salía hacia el cuartel. Nosotros prestábamos servicio como bomberos, además éramos miembros de la comisión.

¿Qué recuerda de su gestión como presidente?

- Me acuerdo que fui uno de los promotores de la adquisición de la ropa de gala. Venía un instructor de Chivilcoy a enseñarnos a desfilar y así nos hacíamos presente en todos los actos. Ese traje que hoy lucen fue el que adquirimos en aquellos tiempos. No me quiero olvidar de la gente de Alberti que fue la que puso el cuerpo para afrontar el proyecto.

¿Cuántos bomberos había en el cuerpo activo?

- Eramos unos dieciséis, llegábamos a veinte con los aspirantes que se arrimaban al cuartel.

¿En su gestión compraron una autobomba?

- La fuimos a buscar a San Miguel, era usada. Nos prestó mucha colaboración el intendente. Era muy buen autobomba, porque no funcionaba como las que tienen ahora. Aquel vehículo trabajaba diez horas sin subir la temperatura porque se refrigeraba con la misma agua del tanque.

¿Recuerda algún incendio grande en el que le haya tocado actuar?

- Uno en Bragado, se incendió la estación de trenes. Fue tan grande que los bomberos de allí no podían y nos llamaron a nosotros. Recuerdo que cuando llegamos con la autobomba la gente decía: ¿Y este matayuyo? Pero cuando se puso a trabajar hicimos un servicio extraordinario.

¿En qué lugar se sintió más cómodo: como presidente o como bombero?

- Para mi fue lo mismo, me sentía de igual forma siendo presidente que el más humilde de los cadetes. Yo soy bombero de alma. Es algo con lo que uno nace. Soy viejo y sigo siendo bombero. A mi me tocó meterme en el Río Salado para sacar un camionero que había quedado atrapado.

¿Le costó alejarse?

- Nunca me fui, siempre a Bomberos lo tengo en mente. Por cuestiones de trabajo me fui a vivir a otro lugar. Pero donde iba, que había un bombero, ahí estaba presente. Es una gran satisfacción que todavía la sigo teniendo y me siento bombero. Si tengo que prestar servicio y serle útil a la comunidad, me gustaría hacerlo.
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