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12-03-2018 |
PEDRO Y JORGE, UNA COINCIDENCIA, UN RECUERDO |
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Pedro Arruvito y Jorge Guinzburg. Los dos murieron el mismo día. Algo tenían en común, es lo que en cierta forma se intenta demostrar. |
Tal vez sea un capricho del destino o una simple coincidencia, pero no deja de ser al menos curioso el hecho de que en un mismo día con cinco años de diferencia murieran el profesor Pedro Arruvito y Jorge Guinzburg. Tal vez alguien se preguntará por qué asociamos a estas dos personas o personajes. En los párrafos siguientes vamos a intentar explicarlo.
El profesor murió el 12 de marzo de 2003. Su partida dejó un hueco difícil de llenar. Nadie, hasta el más acérrimo de sus adversarios, puede negar la importancia y la influencia que tuvo Pedro Arruvito en la comunidad albertina. Nunca pasó desapercibido, consiguió la mayoría de los proyectos que se propuso.
Pedro, a secas, como se lo conocía, fue muy histriónico. Supo construir contra viento y marea. Fue un creativo, logró sobresalir como profesor y como dirigente. Supo trascender en distintos ámbitos y se caracterizó por ser un innovador. Su pérdida fue muy significativa y aún hoy hay quienes suelen mencionar: ¡si estuviese Pedro!
Jorge, a secas, como se lo identificaba, además de otros apelativos, murió el 12 de marzo de 2008. Fue un inventor. Logró romper con muchos preceptos de los medios de comunicación, incursionó con éxito en distintos ámbitos. Fue reconocido por sus pares como innovador, como alguien que estableció un antes y en después de su presencia en los medios audiovisuales. Su pérdida fue muy significativa y 10 años de su muerte hay quienes suelen mencionar: ¡si estuviese Jorge!
Uno hacia un programa de televisión al que denominó Mañanas Informales, el otro enseñaba matemáticas de una manera poco formal y hacía las mañanas informales en la escuela. Los dos fueron transgresores en su lenguaje, en sus ideas y en sus proyectos.
Hasta aquí en una acotada descripción de cada uno intentamos encontrar puntos en común. Tal vez ni siquiera lo conseguimos, pero valió la pena recordarlos.
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