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03-07-2018 |
PRESENTACIÓN EN SOCIEDAD DE MONSEÑOR JORGE BRUNO |
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Reemplaza a Ernesto Palermo en la Parroquia de Alberti. Va a permanecer hasta diciembre cuando se haga el nombramiento de otro cura. |
Monseñor Jorge Oscar Bruno, es Vicario General de la Arquidiócesis de Mercedes – Luján. Hoy también es el cura de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Sobre su presencia en Alberti, señaló: “Dada la enfermedad del padre Ernesto Palermo, para Pascua empecé a venir. Cuando el padre se tuvo que ir, me instalé los fines de semana por acá. En esta maravillosa ciudad de Alberti”.
¿Qué es lo que más lo ha impactado en los meses que lleva en Alberti?
-La gente, yo no dejo de admirar todos los fines de semana la bondad, la apertura, la sencillez. Todo el mundo te abre el corazón, no solamente los que son más asiduos a la parroquia. Me pasa que ando por la calle, en los negocios, tienen mucha apertura, estoy muy contento de estar acá.
¿Qué agenda definió en la Parroquia?
- Como la Parroquia tiene que atender Plá, Seguí, Mom y Achupallas, considerando que hay capillas y se da catequesis, trato de ir a esos lugares. Pero sobre todo trato de visitar enfermos, voy a bendecirlos, a llevarles la comunión. Eso es lo que más me preocupa. En donde me piden trato de estar, acá visito el Hospital.
¿Su presencia en Alberti es circunstancial?
-Es evidente que en Alberti falta el nombramiento de un párroco. A mí me pidió el arzobispo que viniera a esta ciudad, pero no he dejado las actividades que realizo en Mercedes. Trato de estar en esta ciudad los días viernes, sábados, domingos y lunes. Hasta fin de año voy a venir, después va a haber que nombrar un párroco, no sé si seré yo ese sacerdote, pero vendrá uno nuevo.
¿Se está tratando de que la juventud se acerque a la parroquia?
-Esto responde a la idea de ser cura, de atender a niños, a jóvenes, a todos. Lo que a mí me encantaría es que se pueda conocer a Jesús, porque a quien lo conoce le cambia la vida. Sabemos las dificultades que todos tenemos, pero con Dios adentro se mira de otra manera todo. Esa es mi misión, y el Papa Francisco nos lo pide, que salgamos, que abramos las puertas de la iglesia, no para que entren, sino para que nosotros vayamos a enunciar a Jesús.
¿Se cobró dimensión de lo que representa para nuestro país que haya un Papa argentino?
-Yo creo que no, los argentinos a veces somos medio especiales. Quizá cuando no lo tengamos más, vamos a decir que fue una lástima, que pasaron 2.000 años en tener un Papa argentino y tal vez tengamos que esperar todo ese tiempo para que llegue otro, si es que se da esa posibilidad. No digo que no se valore, pero cuando pase tal vez cobre otra dimensión. Es un regalo enorme para Argentina, y para el mundo, el Papa que tenemos.
¿Cómo se convive con una sociedad donde hay intolerancia?
-El mundo de hoy te ayuda a vivir acelerado, y acelerado no se puede vivir. Al contrario, muy acelerado te podés matar también. Y lamentablemente eso también ocurre. Nosotros somos seres humanos que necesitamos del tiempo, de la serenidad, de la paz interior, por eso hay que hacerle caso a los chicos cuando dicen que hay que bajar un cambio. Porque esto cada vez es peor. Hay que serenarse y confiar. Yo siempre digo que la Virgen, la madre de Dios, soluciona muchos problemas. Ustedes tienen como patrona a la Virgen del Rosario, ella como buena madre sabe qué darle a su hijo en el momento oportuno. Por eso no hay que angustiarse ni desesperase. Dios nunca nos deja, si lo descubrimos, viviríamos mucho más desacelerados.
¿Dónde se para la Iglesia en los tiempos donde la tecnología tiene un protagonismo casi excluyente en la vida de la gente?
-La tecnología ayuda y ha ayuda muchísimo, a la Iglesia y al mundo entero. Pero tiene que ser a su medida. Hay cosas que son muy buenas, pero el mal uso afecta. Esto que es tan bueno, tan maravilloso, que hace avanzar las relaciones humanas, puesto al extremo las hace perder. Mucho contacto virtual, pero poco contacto personal. Y Dios nos ha creado para vivir en comunión. En su medida la tecnología está bien, si nos pasamos, nos puede hacer mal.
¿Qué rol entiende que le tiene que conferir la gente al cura?
-Yo soy un servidor de la gente de Alberti, yo vine a servirlos. Me trato de brindar con lo que puedo, con lo que soy capaz, en medio de mis pobrezas y limitaciones.
¿Hubo un tratamiento local en el seno de la Iglesia del tema del aborto?
-Con jóvenes que se acercan a la Parroquia, es un tema complejo, difícil, donde nosotros estamos por la defensa de las dos vidas. Sólo Dios es el dueño de la vida, él nos llamó, y él nos dirá hasta cuándo. No somos quienes para interrumpir la vida de nadie. Esta cuestión no es de un cura o de la Iglesia, es un tema científico. La vida humana está probada desde el momento de la concepción. Por eso digo que no es un tema religioso el del aborto, a veces se mezcla la política, la religión, incluso otros credos. Es un tema científico y humano.
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