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06-12-2018 |
RELEVAMIENTO EN LOS CURSOS DE AGUA POR LA BARIGÜÍ |
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Ayer se hizo una recorrida y se tomaron muestras. Se estableció que no hay proliferación. No se hallaron ni larvas ni pupas. Favorece que se redujo considerablemente el volumen de agua. |
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Un nuevo relevamiento se realizó ayer en la zona rural de Alberti buscando detectar la presencia de larvas y pupas de la mosquita barigüí en cursos de agua. Juan García de la Comisión de Investigaciones Científicas y de la CEPAVE, realizó la recorrida junto al profesor Fernando Carlos, al secretario de Producción Luis Zoia y al médico veterinario Roberto Murray.
Se informó que en los puntos donde se extrajeron las muestras no se detectó presencia del insecto en esos estadios, en los ámbitos donde se volcó BTI y en lugares donde no se aplicó el producto. La reducción en el volumen de agua en los cursos favorece la situación.
De acuerdo al compromiso asumido por las ciudades de Alberti, Bragado y Junín, los controles deben hacerse periódicamente y actuar de acuerdo a lo establecido en reuniones anteriores como por ejemplo con la aplicación de BTI.
Desde el año pasado, para combatir la barigüí se estableció la implementación y puesta en funcionamiento del Programa de Mitigación. El programa alcanza a los municipios de Junín, Bragado, Alberti, 25 de Mayo, General Belgrano, Roque Pérez, Pila y Lezama, y a todas las localidades de la Cuenca del Salado afectadas por este insecto.
La barigüí, a pesar de que nace y se reproduce a orillas del agua, está en la ciudad porque el viento la trae, y después tiene un ciclo de vida que oscila entre los veinte y cuarenta días. El ciclo biológico es el siguiente: la mosquita pone el huevo en el agua, se hace la larva con los nueve estadios hasta la adultez, el macho vive en la costa del espejo de agua y fecunda a la hembra, que necesita para terminar con su fecundación sangre humana o animal.
Además, tiene un poder de vuelo muy importante, de más de 10 kilómetros, y debe volver a orillas del agua a poner sus huevos. Las larvas duran entre veinte y cuarenta días, y son tan chiquitas e insignificantes que las trae el viento. En invierno, este jején baja un poco la reproducción porque necesita una determinada temperatura para atravesar los nueve estadios entre los huevos y la mosquita adulta.
Todavía se recuerda cuando la mosquita apareció por esta zona en el año 2002, en aquel momento el jefe de bromatología Gustavo Giaconne trabajó junto al biólogo Oscar Marino para poder combatir la proliferación del insecto. Poco se sabía en aquel momento de la bariguí, la mosca que no pica, muerde, y que en tiempos de lluvias y de gran cantidad de agua se transforma en una pesadilla al aire libre. Las alternativas para reducir la cantidad de estos insectos son las fumigaciones y la colocación de productos en los espejos de agua para combatir las larvas.
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