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29-04-2019
UNA ACCIÓN QUE CAUSÓ INDIGNACIÓN EN LA GENTE
Se multiplicaron los mensajes reprobando lo sucedido en la Plazoleta de los Inmigrantes. Volvieron a romper las manos del Cristo.

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La imagen del Cristo con las manos rotas se volvió viral de la misma manera que los cometarios de la gente se multiplicaron expresando un enérgico repudio a la acción cometida y exhortando a las autoridades para que actúen e individualicen a los autores.

Fue una sucesión de mensajes que mostraban la desazón, que lamentaban lo sucedido al mismo tiempo que expresaban cierto dejo de frustración, considerando el gesto que había tenido Roberto Pennacca al restaurar la imagen del Cristo de la Plazoleta de los Inmigrantes.

La impotencia expresada por la gente también se materializó en Penacca y su familia, pero lejos de amilanarse por lo sucedido, Roberto ya tiene en su poder las manos y está trabajando para volver a colocarlas en la escultura.

Por lo que se pudo saber, hay imágenes de las cámaras de seguridad para que la Policía pueda trabajar para individualizar al o los autores. Además en el día de ayer el personal de la dependencia local les tomó declaración testimonial a los vecinos.

La restauración de la imagen del Cristo la había finalizado Roberto Penacca el miércoles pasado, en la noche del sábado o madrugada del domingo ya le había roto las manos. Lo que hicieron fue quebrarlas donde se insertan en la imagen.

Penacca dijo que esta acción que la hacía como vecino respondía “a que siento que amaino un poco los errores que he tenido en mi vida”. Esa imagen de Cristo desde hace varios años había sido mutilada, y Penacca sintió lo que tantos albertinos: “Cuando uno entraba a la ciudad se vía esa imagen, y dije esto no puede ser que esté sin las manos”.


El procedimiento para hacer las manos fue el siguiente: “En unos guantes de goma que se utilizan en la cocina coloqué un armazón de alambre y después los llené de cemento blanco. Luego lo acoplé a la escultura”.


Roberto Penacca señaló que “humildemente para mí, esto es una satisfacción, espero que entiendan que hice lo que pude y que lo cuiden”. Ese último pedido fue desoído, porque en pocos días otras vez volvieron a romper las manos.
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