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19-01-2012
AUTOCENSURA
La autocensura consiste en que la persona no manifiesta su verdadera opinión por miedo a las consecuencias o, en términos más generales, consiste en renunciar a la libertad personal por miedo a las consecuencias. Un ejemplo sería si un pintor renuncia a representar el acto sexual por miedo a escandalizar a su público, otro ejemplo sería renunciar a expresar los horrores que pasan por nuestra mente por miedo a que nos tachen de locos. El mayor peligro de la autocensura es que al no expresar estos sentimientos o imágenes en palabras o arte luego broten en forma de odio o violencia contra uno mismo o contra los demás.

La imagen tradicional de la censura muestra a burócratas tratando de evitar la publicación de determinados textos. Estos métodos son típicos de los gobiernos autoritarios, pero resultan muy poco eficaces debido a sus altos costos y al resentimiento que generan en los autores de las obras censuradas.

Sin duda, la modalidad más eficaz de censura es provocar la autocensura, entendida como la evasión deliberada de reflexionar o incluso hablar sobre ciertos temas o puntos de vista. Desde la infancia, todos somos entrenados para ejercer la autocensura respecto a diversos temas e ideas, por ejemplo, determinados aspectos de la sexualidad y la violencia. Ese proceso de socialización es necesario para preservar la estabilidad de las familias y las sociedades.

De mayores, nos autocensuramos con respecto a la política, religión o conductas sociales. Quienes detentan el poder han reconocido desde tiempos inmemoriales las ventajas de inducir la autocensura en las mentes de los gobernados.
En más de un sentido, la autocensura ha reemplazado a la censura institucional abierta.

Es posible resistir a estos mecanismos; desde luego, la primera manera de hacerlo es levantar la voz y hacer caso omiso de todo intento de intimidación.

El miedo y la represión política, educativa, social, militar y religiosa siempre han estado presentes en la historia argentina. Miedo a la autoridad, a Dios, al infierno, a los exámenes, al ridículo, a ser distintos.

Vencer la autocensura es recuperar nuestra palabra, lo que supone recuperar nuestra libertad. Y esta tarea implica audacia. 0 sea: animarnos a decir y hacer aún con riesgos. Es el riesgo de la libertad. Pero si el ser humano no tiene la audacia para ser libre, que no espere que le regalen la libertad.
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