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01-02-2012
REGALOS CAROS
En los ultimos años se han realizado estudios para analizar el valor de un regalo.
Según los investigadores, gran parte del costo de un regalo se pierde. El problema radica en que gran parte de los regalos no son realmente deseados. Es decir, no son lo que uno elegiría para sí mismo si dispusiera del dinero. Gastar $ 100 en algo que el obsequiado no quería tanto y para lo cual estaría dispuesto a pagar solamente $ 50 implica que la otra mitad del valor simplemente se ha perdido, pues no es reconocido por los beneficiarios de los mismos.

De hecho, hay investigadores sociales, que han logrado evidencia experimental para respaldar tres revolucionarias reglas para personas que tienen que comprar regalos:
1. No hay que perder el tiempo buscando el regalo idóneo.
2. Tampoco se tiene que gastar mucho.
3. De hecho, quizá ni sea necesario gastar nada.
"Nuestra investigación muestra que quienes acostumbran regalar piensan que son más considerados si eligen presentes costosos, pero quienes los reciben no aprecian el elevado precio de etiqueta", señaló Francis J. Flynn, psicólogo de la Universidad Stanford, en California.
Dar regalos es una demostración de afecto. Y todos creemos que mientras más grandes y más costosos sean, serán mas apreciados. Y también pensamos que si nos tomamos más tiempo en escogerlos, el receptor de ese presente va a estar más complacido. Incluso, creemos que las sorpresas son más interesantes a los regalos escogidos por la persona en cuestión.

Pero a la luz de nuevas investigaciones, todas estas teorías están erradas.

Recientemente una investigación reveló que gastar más tiempo y dinero en un regalo no hace más felices a quienes se los damos. Los experimentos reflejaron que a la gente no la hace más feliz un regalo costoso que otro más barato. Cuando se les pidió a los participantes escoger el mejor regalo que habían recibido en los últimos años no hubo gran diferencia si éste fue una joya costosa o un libro.

Otro dato revelador es que a la mayoria de la gente no le gusta el regalo sorpresa. La mayoría prefiere dinero en efectivo para comprar lo que necesitan, algo que muchos consideran una ofensa pues es “no pensar en la persona y llegar con una solución facilista”.

Ahora que pasa con la experiencia del sujeto que regala. Las mismas investigaciones han revelado que importa más el precio para quien regala que para quien recibe. Cuando economizan comprando un libro, lo comparan con el perfume que dejaron pasar.

Sin embargo, los receptores tienen un marco de referencia distinto. Ellos no saben nada del perfume, así es que no lo usan para comparar. La alternativa que destaca es no recibir ningún regalo, en cuyo caso el libro parece maravillosamente considerado.

Asimismo, el receptor, por lo general, no sabe cuánto tiempo y esfuerzo se invirtieron en encontrar justo lo adecuado, así es que no necesariamente los impacta como particularmente considerado.

Ahora bien, si usted no se siente bien a menos que encuentre algo especial y extravagante, entonces vaya de compras. Sin embargo, si sólo le gustaría pasar por alto esa experiencia, ahora lo puede hacer sin sentirse culpable. Y si realmente quiere ahorrar tiempo y dinero, podría tomar prestada otra costumbre “poco tradicional” : volver a obsequiar un regalo. Si bien puede sonar ofensivo: ¿es obligatorio gastar algo de dinero para mostrar interés en la otra persona?.
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