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16-03-2012
ACUMULAR BASURA TIENE NOMBRE
El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por el total abandono personal y social, y por el aislamiento voluntario en el propio hogar, acompañados en la mayoría de los casos por la acumulación de grandes cantidades de basura o de desperdicios domésticos.

En 1960 se realizó el primer estudio científico de dicho patrón de conducta, bautizándolo en 1975 como síndrome de Diógenes. Este epónimo es erróneo, pues hace referencia a Diógenes de Sinope, filósofo griego que adoptó y promulgó hasta el extremo los ideales de privación e independencia de las necesidades materiales; por tanto, la acumulación de cualquier tipo de cosas es lo contrario de lo preconizado y practicado por el citado filósofo.

Los profesionales médicos señalan que es un trastorno muy ligado a personas viejas, a los desposeídos materialmente, con un profundo abandono personal y social, que se aislan voluntariamente en sus hogares. En general acumulan papeles, diarios, cartones, y en algunos casos hasta acumulan dinero, que lo tienen guardado en lugares inverosímiles dentro de la casa. Esta acumulación de cosas, la mayoría inútiles, está mostrando un déficit del mundo interno, agujeros que estas personas no pueden llenar, y que los lleva a juntar cosas que sienten como pertenencias.

Las personas que padecen los trastornos más graves, explican los especialistas, no sólo coleccionan y juntan basura sin ton ni son, sino que convierten su hogar en un espacio repleto de estas cosas inútiles, que en muchos casos hacen que sea imposible transitar por él.

El tratamiento debe empezar por la detección de los casos de riesgo, el ingreso en un Hospital y el abordaje médico de los trastornos. Es indispensable un diagnóstico para saber cuál es la patología de base que genera este comportamiento.
En algunos casos es preciso tratar la patología psiquiátrica de base (depresión, delirios crónicos). Si no es posible asegurar la convivencia o ubicar al paciente en una institución social, es preciso hacer un seguimiento crónico, visitas domiciliarias, y trabajo coordinado de los servicios sanitarios (médico, enfermero) y sociales (trabajador social).

El mayor obstáculo para tratar a estos pacientes es que ellos no tienen plena conciencia de su problema y suelen rechazar la ayuda social. Si no están incapacitados por motivo de alguna enfermedad psiquiátrica de base o una demencia, no pueden ser ingresados en una residencia sin su consentimiento, con lo que termina volviendo a su tipo de vida anterior.

Como en muchas ocasiones estas personas rechazan la ayuda de su familia y amigos, se ha llegado a debatir si se trata realmente de una enfermedad o sólo un estilo de vida.
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