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23-03-2012 |
DEJAME AFUERA, POR FAVOR |
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La ludopatía es un impulso irreprimible de jugar a pesar de ser consciente de sus consecuencias y del deseo de detenerse. Se considera un trastorno del control de los impulsos, y por ello la American Psychological Asociación no lo considera como una adicción.
El mundo de los sueños del jugador compulsivo es una característica común de todos ellos. Se pasan mucho tiempo creándose imágenes de las grandes y maravillosas cosas que van a hacer cuando tengan una gran ganancia. A menudo, se ven así mismos como personas filantrópicas y simpáticas. Sueñan a veces con regalar coches nuevos, abrigos de piel fina y otros lujos a sus familiares y amigos. Los jugadores compulsivos, se imaginan viviendo una vida cómoda y elegante, que se hará posible gracias a las enormes cantidades de dinero que ganarán con su “sistema” de juego. Tener empleados, apartamentos de lujo, buena ropa, amigos encantadores, yates y hacer recorridos por el mundo, son algunas de las cosas maravillosas que están a la vuelta de la esquina, una vez que finalmente obtengan grandes ganancias.
Pero patéticamente, nunca parece que una ganancia sea lo suficientemente grande para poder hacer realidad el más pequeño de sus sueños. Cuando los jugadores compulsivos tienen éxito, juegan para tener sueños más grandes, cuando fracasan, juegan con desesperación irresponsable y las profundidades de su desdicha son insondables al venírseles abajo su mundo de sueños. Tristemente, lucharán por recuperarse, teniendo más sueños y por supuesto, sufrirán más desdichas. Nadie puede convencerles de que nunca se harán realidad sus grandes planes. Ellos creen, que éstos si se harán realidad, ya que sin su mundo de sueños, la vida para ellos no sería tolerable.
Para detectar a un ludópata hay que preguntarse si encaja en todas o la mayoría de éstas características:
-Quien dedica gran parte de su pensamiento al juego, al recuerdo de jugadas pasadas, o al tiempo que le falta para irse a jugar.
-Quien, iniciado el juego, es incapaz de dejarlo aunque acumule pérdidas importantes, hasta que algo ajeno le impide continuar (falta de efectivo, cierre de la sala de juegos, etc)
-Quien juega repetidamente con la fantasía de recuperar el dinero perdido en anteriores partidas.
-Quien miente para ocultar su “enganche” al juego, para justificar su falta de dinero, o para pedir préstamos que le permitan seguir jugando.
-Quien pierde tiempo de dedicación a su familia, sus amistades, sus gustos, o al trabajo, para poder jugar.
-Quien no puede dejar de jugar a pesar de acumular pérdidas económicas a causa del juego
-Quien pide dinero prestado para los gastos corrientes porque se lo ha gastado en el juego.
-Quien vuelve a jugarse, y a perder, cualquier premio obtenido en el juego en lugar de disfrutarlo con otra persona.
-Quien ha puesto en peligro alguna relación importante, algún trabajo, alguna oportunidad académica o profesional a causa del juego.
-Quien ha intentado dejar de jugar por sí solo, se ha puesto nervioso e irritable y no ha sido capaz de conseguirlo, volviendo a jugar.
Lo primero que debe hacer un jugador compulsivo para dejar de jugar es aceptar el hecho que se encuentra en las garras de una enfermedad progresiva y tener el deseo de recuperarse.
El Programa de Jugadores Anónimos funciona para personas que tenga el deseo de dejar de jugar, pero nunca funcionará para la persona que no se enfrenta honestamente y acepta que padece esta enfermedad.
Actualmente, también lo puede ayudar anotarse en el registro de autoexcluidos implementado por el Instituto de Loterías y Casinos, que le permite a una persona anotarse para que se le prohíba la entrada a las salas de juego por un lapso de dos años, tiempo en el que debería recibir asistencia psicológica para tratar la ludopatía.
Este Programa de Autoexclusión de Salas de Juego de Azar, del Instituto Provincial de Lotería y Casinos de la Provincia de Buenos Aires, se encuentra destinado a proveer ayuda a quienes estén interesados en que no los dejen entrar y/o permanecer en las Salas de juegos de azar.
La autoexclusión es un instrumento solicitado de forma libre y voluntaria. Se firma en el Centro de atención más cercano al domicilio, donde se le informará al interesado acerca del tratamiento. Se deben llevar 2 fotos, DNI y un testigo. La misma es irrevocable por un período de 2 años. La autoexclusión es una medida complementaria que debe ser acompañada de la voluntad del usuario.
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