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23-03-2012
DE CABEZA AL VACIO
Hace pocas semanas, dos jóvenes de 25 y 27 años murieron luego de que sus cabezas chocaran en el aire tras haberse lanzado de una grúa con arneses, desde unos 25 metros, cuando practicaban bungee jumping en la localidad bonaerense de La Reja, partido de Moreno. El impacto ocurrió luego de que las víctimas rebotaran en el vacío amarradas de los tobillos con una soga elástica, como parte de la práctica del deporte extremo.

El bungee jumping o goming es una actividad extrema que consiste en hacer un salto al vacío desde una considerable altura, desde puente, plataforma o grúa, generalmente con una conexión desde los tobillos a una cuerda elástica, que permite, primero, caer acelerando, luego amortigua la caída y provoca rebotes.

Para ésta práctica se emplea material elástico que suele estirarse hasta el 400% y que rompe sobre el 600%. Al estirarse el elástico en el momento del primer rebote, a la tensión que nos devuelve hacia arriba, ha de sumársele la atracción gravitatoria. Así que podemos llegar a sentir, como máximo, una tensión cercana a como si de nuestros tobillos colgaramos en reposo dos personas del mismo peso. Eso no es excesivo para casi nadie (al menos, no estando buen estado de salud y relativamente en forma),
Quienes lo practican señalan que el bungee jumping es una experiencia muy emocionante, por una parte porque consiste en tirarse al vacío, y que la cercanía a tierra y sus consecuentes referencias próximas (la velocidad es relativa) lo convierten en una actividad mucho más cargada de adrenalina.

El bungee jumping, aunque realizado debidamente, igual posee riesgos importantes:
1. Saltar mal: Es el mayor riesgo, pues para la mayoría de personas suele ser su primer salto, y el nerviosismo la lleva a actuar mal. Soltarse mal de la barandilla o de la estructura de la plataforma de salto, es una de ellas o caer de pie, por lo que el cambio de postura resulta (muy) brusco, pues la conexión va a los pies.
2. Rozarse o ahorcarse con la goma. Siempre cabe la posibilidad de rozarse con la cuerda elástica durante la caída o durante los rebotes. Ha habido varios casos a nivel mundial de ahorcamientos al enrollarse la goma alrededor del cuello de quien saltaba.
3. Gruísta poco experto. Cuando se realiza desde una grúa, el operario de la misma es el responsable del aterrizaje de quien salta, hasta que un auxiliar en tierra lo sujeta y lo pone de pie. Pero es frecuente que un técnico de grúa no habituado a los saltos, no tenga en cuenta la dimensión de los rebotes, con lo que saltador puede tocar suelo con la cabeza (cuelga de los pies) al acercarlo a tierra con poco cuidado.
4. Material inadecuado. Suele pasar que el uso de material malo produzca tirones bruscos, desprendimientos de retina, rotura de capilares oculares, dolores en tobillos, problemas de osamenta, salidas de perneras, etc.
5. Que la goma estire excesivamente y provoque el contacto con el piso.
6. Que la goma estire demasiado poco. Consiste en saltar con una goma dimensionada para gente más pesada. O de un cálculo inadecuado en su diseño. Eso conlleva una brusca desaceleración, y el consiguiente tirón para el saltador.
7. Rotura de goma, y golpe contra el piso.

Por seguridad, adicionalmente a la cuerda elástica, el usuario debe llevar un arnés en el cuerpo de donde se asegura una cinta de seguridad sujetada a la liga, que tiene una longitud de estiramiento máximo y una capacidad de resistencia a un peso de 2 toneladas.
Esta cinta de seguridad, además de proporcionar una seguridad adicional al cliente usuario, evita que la cuerda elástica se estire más de lo normal, exactamente a la altura máxima establecida, siendo esta una seguridad directa a la liga bungee.

En Argentina no hay muchos lugares autorizados para la práctica de éste deporte, siendo uno de ellos el Dique Cabra Corral, sito en la provincia de Salta.
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