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30-05-2012 |
LA FE OBRA |
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Sus seguidores dicen que sus palabras traen alivio y que sus manos sanan, su magnetismo es tan grande que los fieles se multiplican día a día.
Se trata del cura párroco Ignacio Peries (Ignacio Peries Kurukulasuriza) de la iglesia “Parroquia Natividad del Señor” del Barriom Rucci de Rosario .Nació en Balangoda (ex Ceilán) y fue ordenado sacerdote en Gran Bretaña.
El padre Ignacio tiene un bajo perfil y se define como un instrumento de Dios , oficia hasta tres misas diarias , da charlas a los jóvenes, atiende y bendice a 300 y 400 personas por día . Los fines de semana llegan a juntarse 4.000 fieles que quieren sanar de algún mal físico o psiquiátrico.
Cada año un millón de personas se acercan al lugar y el sacerdote tiene palabras simples para explicar acerca de su mediación sanadora y la incidencia de la fe en una curación.
El fenómeno no tiene un sustento científico, ni humano, él es el enlace con Dios, y este don que le ha sido otorgado le da la posibilidad de dar paz y tranquilidad a quienes se acercan.
Nadie sana, nadie tiene el poder de curar, considera que el título de cura sanador es muy complicado, él sólo tiene la gracia de amar a los enfermos y estar con ellos. Lo llamativo de este movimiento es que al sacerdote se le acercan ateos, agnósticos, evangélicos, judíos, mormones, budistas y de otras religiones, todos participan de la misa, se reza al mismo Dios como cada uno lo hace, él representa a la Iglesia Católica pero nunca pretendió convertir ni bautizar a quienes profesan otro culto, sí debe ofrecer su misión a todos sin distinción de credos o condiciones religiosas.
Aclara el padre Ignacio que es un ser normal, según sus expresiones no corre ni vuela, se alimenta, duerme , no hay nada raro, y hace hincapié en que la fe que cada uno lleva adentro en esas circunstancias se despierta y se pone en marcha.
Las jornadas de los fines de semana son agotadoras, la gente concurre de distintos lugares del país y países limítrofes para hacer una vigilia organizada y así poder ingresar a la iglesia, capilla y patio, allí esperan largas horas para participar de la misa, obligatoria para todos, y después el padre toca a cada uno de los fieles y sus servidores le indican a las personas qué deben hacer; el agua bendita forma parte de la terapia, una oración a la Virgen de la Natividad, y medallas en algunos casos, consejos para consultas a médicos, especialistas por las distintas afecciones .
La agotadora espera tiene paliativos, la gente prácticamente no la sufre, ni las largas e interminables colas, porque lo único que quiere es llegar al sacerdote.
Y el sacerdote los espera a todos, porque según sus palabras: en la fe puede nacer la sanación.
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