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10-07-2012
LA ARQUITECTA EN PORTLAND
Con su esposo que es oriundo de Estados Unidos, Eugenia Famá se instaló en Estados Unidos. Un año le costó hacer la residencia y encontrar trabajo.

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Hace unos dos años Eugenia Famá se instaló en Portland, en el estado de Oregon. Esta joven arquitecta vive junto a su esposo en la costa oeste, al norte de ese país. La diferencia horaria marca cuatro horas de diferencia en el verano y una más en época invernal. Por lo que este contacto se produjo cuando el día para nosotros estaba entrando en sus últimas horas y ella hacía muy pocos minutos que había dejado su trabajo en un estudio de arquitectura.

Era un 3 de julio, horas antes de la celebración en Estados Unidos del Día de la Independencia por lo que Eugenia se disponía a disfrutar de uno de los dos feriados que tienen en el año. “Deberíamos tener algunos más, se sienten, trabajan demasiado (risas). El sector privado tiene esos dos feriados: el Día de la Independencia y el del Trabajador, que es antes de que empiecen las clases los chicos, en septiembre cuando termina el verano. Es para finalizar las vacaciones”, contó Eugenia.

Desde el mes de agosto de 2010 están instalados en Portland ¿Te adaptaste?

-Sí, a la cultura, al país, me cuesta el clima. Donde vivimos nosotros, si bien somos afortunados en no tener desastres naturales como huracanes, terremotos, y no es ni muy caluroso ni muy frío, es muy lluvioso. Durante todo el otoño, invierno y primavera llueve, es bastante gris. Después tiene un verano con una temperatura ideal, con muchas flores y mucho verde.

¿Cómo es la ciudad?

- Está cerca del océano, tiene ríos y montañas. Podés estar a una hora de viaje en un paisaje distinto y hermoso. Es como un valle. Tiene todas pendientes, es muy linda recorrerla, hay muchos puentes, un río divide el sector este del oeste. Está organizada porque los puentes te conectan con todo. Es muy fácil recorrerla, sin usar el transporte público porque no tiene tantos colectivos, subtes y trenes. Es una de las ciudades más sustentables de Estados Unidos a pesar de que viven un millón de personas. Todo el mundo trata de cuidar el medio ambiente, andan en bicicleta, usan autos eléctricos.

¿Hay muchos autos eléctricos?

-Sí, hay un sistema con unos autos chicos que se llama Smart Car, que es un taxi pero que manejás vos. Comprás una tarjeta y con tu teléfono a través de internet podés detectar dónde está un auto para alquilarlo por hora. Establecés en qué lugar está el auto y con la tarjeta magnética lo abrís, lo utilizás y los dejás en otro destino. Es algo que están tratando de que la gente utilice con mayor frecuencia.

¿Cuáles son las conductas del cuidado del medio ambiente que se cumplen de manera estricta?

-Hay una gran conciencia social. Acá todas las casas hacen el reciclado de residuos. Separan en distintos cestos. Pero más allá de eso, que es un servicio y que se paga, la gente está siempre atenta a prestar colaboración. Si hay algo que es público y no funciona, trata de colaborar para solucionarlo. Cuando colocan árboles, la gente los riega aunque sea un bulevar público. A la gente le gusta mucho ver la ciudad limpia y pintoresca.

¿Esa misma gente que tiene en su comportamiento comunitario cómo actúa en el trato con los demás?

-A mí me llamó la atención ya que tenía la sensación que los norteamericanos eran fríos o cerrados, pero no sé si es esta zona en particular o en general, ya que cuando vas caminando por la calles te dan una sonrisa, te saludan, la gente es muy servicial y muy amable, en general.

¿Tu trabajo tiene relación directa con tu profesión que es la arquitectura?

-Primero tuve un largo proceso legal para poder vivir en Estados Unidos teniendo la residencia, y en ese tiempo no podés trabajar porque necesitás ese permiso. Empecé a hacer conexiones siendo que era el peor momento de la crisis, donde en todas las empresas que me conectaba me decían que habían tenido que echar mucha gente. La arquitectura sufrió un gran impacto como muchos sectores. Después de un año de hacer contactos y contactos, conseguí uno en un estudio de arquitectura. Estoy muy contenta, por experimentar cómo funciona una empresa acá y cómo es el sistema constructivo que es muy diferente.

¿Cómo es la empresa con el empleado?

-No sé si todas son iguales, creo que hay buenas y malas como en todos lados. Mi experiencia es buenísima, ellos hacen muchas cosas para que la gente se sienta bien, no sólo desde el punto de vista económico. Hay pequeñas cosas, como capacitaciones, valoraciones, que hacen que te sientas bien. Es muy importante el sector recursos humanos. Hay programas de salud que se implementan con actividades durante el almuerzo, sumás puntos por compartir un almuerzo con tus compañeros en vez de hacerlo en tu escritorio frente a la computadora.

¿Ya le pusiste tu firma algún trabajo arquitectónico que quede para la posteridad en Portland?

-Estoy tratando, empecé muy de abajo y tratando de aprender todos los programas de computación. Hace unos meses tuve la oportunidad de empezar a diseñar y participar de un proyecto urbano. Me tocó hacer un ícono urbano para Portland y un sector de una plaza con unos locales. La semana pasada avisaron que el proyecto ganó y si sigue en pie habrá algo de mí en Portland en un futuro.

¿En el futuro está planteado el regreso a nuestro país?

-Es nuestra intención, es difícil poder definir los tiempos. Estamos considerando volver a Argentina. Para regresar tenemos que tener presente que como mi marido es de Estados Unidos donde vivamos tendremos lejos a parte de nuestra familia. Es más fácil por un tema de visas, es más sencillo, que gente de Estados Unidos vaya a la Argentina que a la inversa.

¿Qué añorás de este lugar?

-Siempre la familia y los amigos, lo que más se extraña. El resto no tanto porque conseguimos muchas cosas de nuestro país, como el mate. Mantengo esas costumbres. Por ahí el tema social, ya que no es igual. Si bien tenemos muchos conocidos, no es tan espontánea la relación. Los encuentros son a través de citas. Todo es más organizado, más pautado.

¿Qué otros rasgos ofrece la ciudad?

-Es muy activa, hay muchas propuestas en lo cultural, lo educativo. Es una de las ciudades que más variedad tiene en restaurantes, bares, cafés. Todos los bares tienen su propia cerveza, hay cientos y cada uno cuenta con su marca. Los horarios son otros, las 2 de la mañana no existe. Sí en ciudades más cosmopolitas como New York.

¿Por qué está bueno vivir en Portland?

-Para valorar lo que uno tiene, al estar lejos se sienten algunas cosas que por tenerlas las pasamos por alto. Acá hay otras costumbres, otra cultura, vivo con otro idioma. Me gusta muchísimo la posibilidad de estar en una ciudad intermedia que me permite un desarrollo profesional, poder capacitarme día a día es lo que más estoy aprovechando de vivir acá.

En la despedida, Eugenia aprovechó para saludar a aquellos con los que no mantiene un contacto fluido. También lo hizo con su familia y sus amigos con quienes se comunica con frecuencia. Se despidió con la premisa de encontrarnos cuando vuelva a su ciudad en el próximo viaje.
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