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24-08-2012
CIUDAD EFIMERA
En el medio de la nada, en un desierto vacío y sin vida de repente algo se ve venir en el horizonte y comienzan a llegar caravanas, camionetas, gente, colores, música y objetos de todo tipo. Veinticinco mil personas se ponen de acuerdo para convivir durante una semana en el desierto con sus propias reglas en algo que se llama Burning Man, una ciudad-comunidad con fecha de vencimiento, un festival neohippie, algo casi imposible de definir.

El denominado “Burning Man” es un evento anual de una semana de duración celebrado en el desierto del norte de Nevada, en Estados Unidos. El evento comienza el último lunes de agosto y termina el primer lunes de septiembre, que coincide en esa región con el Día del Trabajo y el inicio de vacaciones. El Festival Burning Man toma su nombre de la quema ritual de una madera grande en la noche del sábado.

Dicen que es imposible describir el Burning Man sin haberlo visto y mucho menos definirlo porque este evento son muchas cosas a la vez.

En primer lugar es un proyecto muy original que comenzó a realizarse desde el verano de 1986, cuando un grupo de 20 personas se reunió en una playa de San Francisco, California. El encuentro fue una verdadera celebración y se convirtió rápidamente en una tradición de la que cada vez más gente quiso formar parte. Quizás por la necesidad de encontrar un lugar donde uno puede mostrarse como la persona que quiere ser, por vivir en un espacio de absoluta libertad o por simple curiosidad, la gente comenzó a llegar año tras año y la plaza quedó chica, fue entonces cuando los organizadores tuvieron que trasladar el Burning Man a un lugar ideal, sin testigos cercanos, y ese lugar fue el desierto.

La experiencia tan difícil de definir es una ciudad temporaria llamada Black Rock, o Piedra Negra, que se crea de la nada en el desierto de Nevada en Estados Unidos. Las 25 mil personas que participan van llegando y conformando Black Rock: una comunidad experimental que tiene como principal objetivo desarrollar todo tipo de expresiones artísticas en el marco de un tema preestablecido por los organizadores del Burning Man. Durante la semana que dura el evento no se permite vender ni comprar nada, por lo que cualquier persona que quiera participar, debe llevar todo lo imprescindible para subsistir, desde comida hasta papel higiénico, agua, jabón, ropa, lo que crea necesario para pasar una semana en el desierto.

Es una excusa para vivir en un entorno completamente distinto del que pueden encontrar en su vida cotidiana. Y esto sin lugar a dudas, despierta la inspiración de muchos que ven la oportunidad de ser actores de su propia vida en el gran escenario del desierto.
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