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| 09-09-2012 |
| CUENTOS INDUSTRIALES DE CLARISA POGGI |
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La autora volvió a exponer en el Museo Lozza. Esta vez presentó una serie de pinturas en las que utilizó petróleo. |
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Cuentos Industriales es el título de la muestra que el Museo Raúl Lozza presentó en la inauguración de anoche. El director Roberto Amena y la presidente de la Asociación Cultural Marcela Scelza le dieron la bienvenida a Clarisa Poggi. Por segunda vez la artista egresada del IUNA expone en el Museo, en la primera oportunidad fueron esculturas y en este caso exhibe pinturas en las que utilizó petróleo.
Al ser consultada la autora sobre las sensaciones respecto de la muestra anterior y la última, esto respondió: “Son diferentes, han pasado siete años, quien en aquella oportunidad era mi novio hoy es mi esposo, tengo dos niños de tres y seis años, y eso realmente modifica las cosas. Eso modifica el arte, la mirada que uno trata de tener desde lo más lírico hasta lo funcional, como es el uso del petróleo que al tener hijos tan chicos hay que resolver una serie de cuestiones para trabajar tranquila. La sensación de alegría de estar en el Museo Lozza se renueva y me alegra muchísimo esta invitación y la posibilidad de mostrar mis trabajos”.
¿Quedó al margen la escultura o conviven con la pintura?
-Conviven, terminé la tesis de la carrera y la hice trabajando con esculturas. Y ahora estoy más con el dibujo, me pasé más al plano. Por ahí tengo necesidad de contar algo y unos leguajes sirven más que otros, en este caso se dio con el dibujo.
¿Tu presencia en el sur está asociada a la obra?
-Tiene mucho que ver, por un lado un lado el petróleo como idea y como eje para la construcción de los cuadros y por otra parte los paisajes. Siendo de la pampa húmeda estamos acostumbrados a la línea del horizonte, allá es Patagonia, desierto, volcanes, dinosaurios, es un paisaje diferente que se cuela en los cuadros.
¿Esas imágenes son figuras que no se pueden asociar con la realidad?
-Están mezcladas, hay figuras que tiene algo de hombre con animal conviviendo con máquinas y paisajes. La idea es que el espectador pueda armar su propio relato del cuadro. La mirada de cada uno va a hacer una construcción diferente del cuadro.
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