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18-10-2012
ADOLESCENTES ERMITAÑOS
El hikikomori es el síndrome nipón más conocido. Esta enfermedad llevó a jóvenes japoneses a vivir en sus habitaciones durante una década, o más.
Hikikomori, literalmente "apartarse, estar recluido" es un término japonés para referirse al fenómeno de gente apartada que ha escogido abandonar la vida social; a menudo buscando grados extremos de aislamiento y confinamiento, debido a varios factores personales y sociales en sus vidas.

Quienes padecen esta enfermedad, mayoritariamente varones adolescentes o jóvenes, se aislan de la sociedad que les rodea para vivir como modernos ermitaños que no salen de su habitación, habitualmente pegados a una pantalla, ya sea de la pc, la consola de juegos, la televisión o cualquier aparato que les ofrezca acceso a Internet, negándose a ir a la escuela o al trabajo durante meses o incluso años.

La falta de contacto social de estas personas y el aislamiento prolongado tienen un gran efecto en la mentalidad, con pérdida de habilidades sociales y los referentes morales necesarios. A menudo, el mundo de la televisión o los videojuegos se convierten en su marco de referencia.
Si la persona regresa a la sociedad por su propia voluntad, tiene que afrontar el problema de haber perdido muchas de sus habilidades sociales, así como años de estudio, lo que agrava la reintegración.

Su miedo a la presión social puede convertirse en ira, y la pérdida del marco de referencia social puede conducir también a un comportamiento violento o delictivo.

En cuanto al tratamiento de éste síntoma, hay diferentes opiniones sobre el que debe seguir un hikikomori, y las opiniones a menudo se dividen en un punto de vista japonés y otro occidental. Los expertos japoneses normalmente sugieren mantener un contacto permanente sin invadir su espacio e intentar reincorporarlo a la sociedad de manera muy progresiva, mientras que los médicos occidentales piensan que hay que mantener una postura de firmeza e incluso actuar de manera directa forzando al hikikomori a abandonar su enclaustramiento. En cualquier caso, es necesaria una ayuda psicológica, ya que los familiares generalmente se ven sobrepasados por los problemas de un “ermitaño tecnológico”.


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