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12-03-2013
EL RECUERDO DE PEDRO ARRUVITO
El radicalismo hizo un acto para recordar el décimo aniversario de su fallecimiento. Fue definido como un hacedor comunitario.

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En el cementerio local la Unión Cívica Radical realizó un acto al cumplirse los diez años del fallecimiento de Pedro Arruvito. En la tumba de profesor Arruvito se congregaron dirigentes, representantes de la docencia y familiares.

Los dos únicos oradores fueron el presidente del Comité de la UCR, Enzo Garaventa, y el ex intendente y último candidato en las elecciones generales Rubén Gamba. Por distintas razones, sus vidas políticas estuvieron ligadas a la del profesor Pedro Arruvito.

“Lo recuerdo pensando siempre en los jóvenes, en la familia, en un Alberti cada día mejor. Hizo un gran aporte desde la religión, la educación y de manera muy especial en el radicalismo, donde trabajó sin ambicionar nada”, señaló Garaventa.

Gamba por su parte, dijo: “Sería un poco egoísta hacerle un homenaje sólo como militante radical, porque él en realidad trascendió ampliamente ese espectro del ciudadano. Es cierto que era alguien comprometido, un militante de la democracia desde siempre, pero además fue un apasionado defensor de la fe”.

“Los creyentes creemos en la vida eterna, es decir que Pedro murió físicamente pero está siempre presente, más aún cuando pasamos por algún lugar y nos encontramos con las cosas que hizo y consiguió… El era por encima de todo un hacedor comunitario, además de ser un ferviente cristiano y ferviente radical, que trascendía los cargos, los períodos, los mandatos. Estaba siempre pensando en qué hacer, estaba mucho más adelantado que los demás. Su edad cronológica eran 60 años, pero lo que vivió lo multiplicó por 3”, expuso Gamba.

“Creo que además de recordar todo lo que hizo, sobre todo ahora que se cumple una década de su desaparición y que coincide con una época de un Alberti opaco, gris, tal vez una rara coincidencia del destino. Nuestro compromiso es trabajar para que eso cambie, para que se vuelva a otras épocas de esplendor, de otros hechos. Sobre todo cuando recordamos a un hacedor, qué siempre estaba pensando en hacer más... El está inventariado en el haber de los mejores valores de nuestra comunidad, pertenece al patrimonio común de los albertinos por encima de cualquier ideología o diferencia, por lo tanto los hombres comunes que trascienden esa frontera en realidad nunca mueren, no solamente para los creyentes, sino para la comunidad porque siguen vivos en la memoria y el recuerdo de todos”, concluyó Gamba.
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