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17-07-2013 |
ASI NOS VE LA ESTUDIANTE ALEMANA |
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Por pedido de la docente María José Beraza, Kristina Gallys hizo este trabajo sobre la sociedad argentina. |
Describir el argentino - o mejor dicho, la sociedad argentina, es una tarea que no es tan fácil como parece.
Porque la pregunta es, cómo describo algo que es tan complejo que ni siquiera se puede decir cuál es la definición 'universal'. El ser argentino no se define solamente en la política, aunque sea un tema muy actual y polémico que forma parte de la vida cotidiana de muchos argentinos. Y tampoco se define en el fútbol, aunque vea este deporte como un tema muy importante para muchos argentinos...acercarse a esta pregunta, a la pregunta sobre el ser argentino, significa acercarse a una de las preguntas más básicas y viejas de la vida...porque ¿cómo nos definimos? A mí, la verdad, me costó mucho más de lo que esperaba, encontrar una respuesta, que -por lo menos a mi- me parezca adecuada y todavía me parece demasiado general y superficial.
Además no se puede describir universalmente o 'en general' a una sociedad que dentro de sí tiene una variedad tan rica que ni siquiera se parece la gente que vive en el norte a la gente del sur. Cuando a mi me llegó el momento de la decisión a donde quería hacer mi intercambio, fue justo aquella variedad la que me atrapó...una variedad que no solamente se encuentra en el paisaje argentino sino también, y a mí me parecía que todavía más, en la cultura, en la gente y en la forma de vivir. Y justo con esta diferencia de la vida común, de la mentalidad y de la idea de vivir y del concepto de sobrevivir que tienen los residentes de aquellas regiones, alguno se puede dar cuenta de la historia movilizadora de este país. La variedad de cultura se cimienta en ese pasado...el indigenismo y la autenticidad de los indígenas en Jujuy o Salta por un lado y la adaptación a la globalización mundial del sur. En el norte todavía viven de una manera muy parecida a la de sus ancestros, una manera consciente de sus raíces y vinculada con la tierra y la naturaleza. Algo que influye todo, desde la ropa y la apariencia de las ciudades, la comida, la mentalidad y la música, hasta el concepto de turismo que tiene el norte, el cual se establece sobre la base de la autenticidad y originalidad que todavía se ha conservado este lugar bien autóctono. En cambio en el sur, se nota predominantemente la habilidad y ambición del argentino a adaptarse a la mudanza e inestabilidad del mundo presente. La disposición de infraestructura, comida o alojamiento que coincide con una norma internacional, o promociones de atracciones de vacaciones y alojamiento bien occidental para atrapar turistas de todo el mundo, son prueba de un deseo de internacionalidad e inserción en un estándar mundial.
Al final de mi año puedo decir que para mi Argentina siempre va a ser el país de las variedades. A lo largo de mi año encontré solamente una característica que se puede relacionar con Argentina universalmente, una propiedad que los argentinos comparten en casi todos los campos como ninguna otra sociedad. Es la emoción, la capacidad de emocionarse con algo y la habilidad de captar y vivir el instante. Sea que se peleen afuera de las canchas por el futbol, que griten y animen a su equipo, que se “calienten” adelante de la pantalla de la tele. Sea que toquen los bombos en los actos del gobierno o que manifiesten en contra del gobierno actual, que discuten entre amigos o que planeen sus futuros, todo eso lo hacen con pasión. O mejor dicho con emoción.
Yo no juzgo. No digo que sea bueno o malo. Digo que es un extremo. Un extremo como también se encuentra en Alemania. Nosotros sufrimos, expresado exageradamente, de una actitud de racionamiento absoluto, como puede ser que ustedes sufran de una pasión total. Un extranjero puede observar que no gana el que tenga mejores argumentos o expectativas sino el que mejor sepa convencer emocionalmente. Pero justo esa característica los hace tan amigables. A los argentinos los conocí como gente muy abierta, muy simpática y muy liberal, en un sentido de aceptar aquellos otros que sean diferentes. Saben hacerles a otros que se sientan bienvenidos y cómodos, y los ayudan cuando puedan. Son flexibles y sobre todo saben aprovechar el momento!
Todo mi año disfruté mucho, y eso gracias precisamente esta gente adorable, a esta mentalidad divina y a este país maravilloso. Al final de mi año no me alcanzan las palabras para expresar mi agradecimiento por haber tenido la posibilidad de pertenecer un año a esta sociedad fantástica. ¡Gracias!
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