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30-07-2013 |
MI ENCUENTRO CON EL PAPA |
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Elda Nasso viajó a Aparecida para ver al Papa Francisco, logró sortear los controles y estuvo frente a él. Cuenta que la bendijo a ella y a la gente de Alberti. |
Elda Nasso viajó junto al licenciado Raúl Palazzo, la profesora Celeste López y los hijos del director de la Escuela Media Nº 2 para participar de la Misa que el Papa Francisco celebró en Aparecida. Ella fue la única que logró llegar al Papa argentino.
“Un sueño no, un milagro sí, en el que estuvo la hermana Francisca conmigo”, así define Elda el encuentro con el Papa Francisco. La historia comenzó varias horas antes cuando Elda dejó atrás su grupo y comenzó a sortear controles: “Yo sabía dónde era la entrada, después de cuatro horas pasó una hermana y nos tomamos del brazo para pasar el primer control de los cinco que había para detectar metales. Te revisaban todas las pertenencias. Me faltaba conseguir una pulsera para entrar al templo, cuando la logré tener nos separamos con la hermana. Me coloqué una gorra que dice Diócesis Mercedes –Luján, que es la que uso cuando voy de peregrina. No debía habérmela puesto en la Iglesia, pero quería que me identificaran. Después me volvió a llamar la hermana y me ubicó donde estaban los periodistas, a metros del altar en el que el Papa dio la misa”.
¿Qué pasó después?
-Estuve arrodillada todo el tiempo, comulgué y cuando el Papa dio la bendición se me arrimó un guardia de la custodia y me preguntó si yo quería que me saludara Francisco. Yo le respondí que quería la bendición. Me hizo ir a un lugar donde había varios argentinos y ahí el Papa me dijo si pertenecía a la Arquidiócesis Mercedes –Lujan. Yo le dije a Alberti, mientras lloraba. Me dio la bendición, me puso sus manos, y me volvió a decir que bendecía a mi familia, a mi ciudad y bajó sus manos hacia mí. Yo quise agarrarle las manos pero no te deja la custodia. Me vine con la bendición para todos los albertinos, yo recibí la bendición porque Dios me puso a mí para traerla para Alberti. Esta es la segunda vez porque también Juan Pablo II me dio la bendición cuando estuvo en Luján.
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