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05-04-2010
UN DIA DE SOL EN EL PARQUE MUNICIPAL
Una lectora nos hizo llegar un relato de lo que vivió junto a su familia y cómo encontró el espacio verde de la ciudad.
El sábado y el domingo, la temperatura agradable y la ausencia de mosquitos, hizo que muchas familias eligieran el parque municipal para pasar un rato en contacto con la naturaleza.

Los niños se instalaron en los juegos y los mayores, reunidos en distintos grupos los vigilaban y charlaban. Algunos albertinos que ya no viven acá y de visita por el fin de semana largo, añoraban la calesita y el subibaja que giraba( “único en el mundo” exageraba uno enamorado del terruño natal). Otros, comparaban la fortaleza de las viejas hamacas que a lo largo de su medio siglo de existencia han soportado el peso de sus livianos cuerpos infantiles y también el de sus actuales corpulencias, con la endeblez de las nuevas pero que, igualmente cumplen con su función de ser más funcionales para los niños de corta edad. Y no faltaron los de pretensiones de avanzada que querían nuevos juegos más modernos, pensados para los más pequeños, de madera, diseñados según las actuales normas de seguridad para permitir el desarrollo de habilidades motrices tan venidas a menos con los juegos tecnológicos. No obstante todos compartían el aprecio y el orgullo por nuestro parque.

La curiosidad infantil se vio estimulada por la presencia, a pocos metros de distancia entre sí, de los cadáveres de un gato y una comadreja (no faltó el que se inquietó por las causas de esas muertes) que seguramente hoy habrán sido retirados por los cuidadores del parque que, como es lógico, no trabajan los fines de semana.

Los montones de tierra extraídos de la laguna se convirtieron en la cordillera de los Andes para algunos intrépidos pero provocaron gritos y advertencias de los mayores ante el peligro de que cayera al agua.

Mientras tanto, las caminatas por el camino perimetral eran continuas y numerosas; niños y jóvenes lo recorrían alegremente en bicicleta; no faltaban los que intentaban “largarse solos” sin rueditas y se desplazaban en eses cayendo a veces pero volviendo a intentar porque si no, no hay éxito. La presencia de pocas motos alteró un tanto la armonía ya sea por el ruido o porque aunque circulaban a poca velocidad representaban un obstáculo sobre todo para los intrépidos debutantes.

Las tres estaciones para los gimnastas recientemente construidas también eran utilizadas pero... no por gente mayor sino también por niños para los que representan un cierto peligro sobre todo las estructuras más altas porque caen sobre listones de cemento que seguramente serán cubiertos con algún material que amortice caídas pero por ahora están al desnudo y, en un caso inclusive, asomaba un hierro que no fue sacado como tampoco los restos de escombro.

En fin, más luces y que sombras acerca de nuestro Parque Municipal, un lugar hermoso que se puede explotar muy bien para todo tipo de actividades al aire libre, que despierta el deseo de que muy pronto luzca en todo su esplendor, con elementos para la recreación de chicos y grandes, seguros y adaptados a cada edad .

(Ah, y ya que estamos una última ida de una jovencita dinámica y con visión de futuro que sugirió que el playón del estadio municipal sea reacondicionado para realizar prácticas en las patinetas tan de moda. “Estaría bueno, ¿no?” dijo y se alejó raudamente en su brillante bicicleta cromada).
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