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18-03-2010
COMUNICADO DE LA PRENSA
Los trabajadores de los medios de comunicación de Bragado y Alberti se manifiestan por lo sucedido con Raúl Díaz.
Raúl Díaz ha silenciado su voz. En este lamentable desenlace, hay dos comunicadores involucrados: “Curulo”, víctima de la irracionalidad y despedido con el respeto y el cariño de todo un pueblo y Alfredo Di Vincensi, quien grabó y difundió sus palabras, dichas en una noche de diversión, sin saber que serían publicadas.

Los trabajadores de los medios de Bragado y Alberti, no podemos permanecer callados ante la barbarie y en primer lugar, queremos expresar nuestra tristeza por la pérdida irreparable de nuestro colega.

En segundo término, reclamamos el esclarecimiento y la delimitación de responsabilidades, así como el castigo correspondiente para quienes produjeron los hechos que llevaron al fatal desenlace. Que la justicia condene al autor material, al que lo agredió por sentirse ofendido y también a quien con su imprudencia desencadenó los sucesos.

Lo que pasó nos lleva también a reflexionar sobre nuestra actividad y sus límites.

Es preciso dejar en claro que consideramos que la difusión de comentarios realizados en un entorno privado, sin conocimiento ni consentimiento de quien los formula; no constituyen un hecho periodístico, sino una actitud de bajeza moral, impropia de la profesión.

La comunicación pública no nos autoriza a decir y hacer cualquier cosa. La libertad de expresión no es grabar arteramente a un desprevenido y luego emitir sus dichos. Para denunciar situaciones irregulares, hay que tener la valentía de investigar y hacerse cargo de lo que descubrimos, pero no involucrando a terceros en comentarios de salón. La investigación tiene reglas que deben ser respetadas, basadas en la ética.

Lo que pasó nos vuelve a interrogar sobre la difusa frontera entre lo público y lo privado: ¿Hasta dónde podemos llegar con la información? ¿Qué acciones son de interés para la comunidad y cuáles son chismes irrelevantes? Sin dudas, un debate apasionante en el que habrá diferentes opiniones y razones, pero donde queda en claro que cada cuestión debe ser sometida a una valoración moral, en la que resulte publicado sólo lo que sea de importancia real para la comunidad, respaldado por la responsabilidad del profesional de la noticia.

Que la muerte de nuestro compañero no haya sido en vano y que su nombre quede más allá del recuerdo en el anecdotario profesional. Que sea un compromiso para no desviarnos de los principios que toda persona de bien debe tener, como guía en cualquier actividad que desarrolle.

Adriana Ferrari, Jorge Cortés, Marcelo Méndez, Ezequiel Del Río, Diego San Román, Guillermo Garatte, Jorge Cagliani, Oscar Garatte, Daniela Meroni, Diego Osorio, Horacio García, Roberto Demateis, Nora Cejas, Juan Carlos Carlocchia, Horacio Dana, Fabián Losa, Marco Giommi, Guillermo Deluchis, Roberto Bueno, José Maria Méndez, Pablo Palazzo, Eduardo Rosa, Hernán Cristobal, Liliana Audicio, Jorge Orden, Pablo Lezama,Raúl Poggi,Dardo Rojo, Marcelo Morales, Miguel Caffaratti, Blanca Marcón.
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