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03-12-2020 |
HALLAN UN TESORO EN FLECHAS Y UN ZAPATO DE 6.000 AÑOS EN EL PARCHE DE UNA MONTAÑA DE HIELO EN NORUEGA |
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El descubrimiento ocurrió en el yacimiento de Langfonne, luego de varios descongelamientos.
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Un equipo de científicos ha descubierto un tesoro de artefactos antiguos en un manchón de hielo en Noruega que el cambio climático ha dejado al descubierto, según un artículo publicado en el portal Secrets Of The Ice por uno de los autores del hallazgo.
El sitio es el parche de hielo de Langfonne, en las montañas de Jotunheimen, donde los pobladores originales acostumbraban cazar. Allí fue donde el arqueólogo Reidar Marstein encontró un zapato en 2006. Se pensó que el zapato podría ser tan antiguo como la época vikinga, pero cuando se le hizo el test de radiocarbono, resultó ser mucho más antiguo: tenía 3300 años, de la Edad del Bronce Temprano. Ese hallazgo fue una verdadera sorpresa y puso en marcha el trabajo de campo en varios lugares, entre ellos Langfonne, donde empezaron a trabajar en 2014 y luego en 2016.
La totalidad de los hallazgos fueron publicados en la revista científica The Holocene. En la ladera de una montaña del macizo de Jotunheimen, en el sur del país escandinavo, los arqueólogos encontraron un total de 68 flechas, algunas con puntas de flecha todavía unidas, además del zapato, prendas textiles y huesos de reno.
El hallazgo supone una cifra récord de piezas parciales y completas encontradas en un yacimiento congelado. Según la datación por radiocarbono, las flechas más antiguas datan de alrededor del 4100 a. C. y la más reciente, del 1300 d. C.
Los parches o manchones son depósitos fijos de nieve y hielo que proporcionan información sobre cómo vivían y cazaban los antiguos habitantes de esas zonas y dejan datos de la extensión del hielo en diferentes periodos de tiempo. "La idea era que el hielo es como una máquina del tiempo. Todo lo que aterriza en él permanece allí y está protegido", explica Lars Pilø, coautor del estudio.
Sin embargo, un análisis más detenido de las flechas reveló que el hielo se derritió y se volvió a congelar varias veces a lo largo de los milenios, desplazando las flechas desde sus ubicaciones originales. Además, eso provocó que los objetos más antiguos no se conservaran tan bien como los más nuevos.
Las flechas neolíticas estaban rotas y desgastadas, lo que sugiere que estuvieron expuestas a elementos como el sol, el agua y el viento en varias ocasiones, mientras que las flechas del siglo XIV "parecían haber sido disparadas ayer", comentó Pilø.
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